UNA MAQUINA DE CAMBIO

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Las imágenes aparecieron en una pantalla. Aparecieron símbolos, recuerdos de mundos distantes, holoimágenes de científicos antiguos y el último superviviente conocido de Krypton. Darkseid tenía en su poder un ser lo suficientemente poderoso como para igualar a Kal-El y ahora, cuando el monstruo se vio obligado a soportar las imágenes y los sonidos parpadeantes, un odio fuerte comenzó a crecer en su corazón.

Recordó morir y luego renacer una y otra vez. Algunos teorizarían más tarde que esta criatura era la base de las técnicas de resurrección de Darkseid, pero ni siquiera Darkseid sabía con certeza cómo era posible. Lex Luthor estaba planeando la caída de Superman, pero Darkseid no quería correr riesgos. Si Luthor fallaba, la criatura que Darkseid había encontrado en el mundo helado aniquilaría a Kal-El.

***

Metrópolis.

Lois Lane esperó, ansiosa por comenzar el almuerzo. Se había saltado el desayuno y, después de una larga mañana en el Planet, estaba muerta de hambre. Clark pudo escuchar un sonido extraño cuando entró en el café, sabiendo de inmediato qué era, y no pudo evitar sonreír. El estómago de Lois era más ruidoso que un motor a reacción cuando apenas captó el sonido a través de sus sensibles oídos. El de el también retumbaba, estaba hambriento.

-Ya era hora, Smallville – Lois le sonrió y le dio un beso a Clark – Sabes que una chica necesita comer a pesar de lo que dicen las revistas.

-Pero ni siquiera sales en una de esas... – Clark bromeo –

-¿Clark Kent se está burlando de mí? – Lois alzo una ceja –

-Sabes que nunca podría enfrentarme a ti... después de todo, eres mi novia.

-No lo olvides, Smallville – Se rieron cuando Clark se sentó frente a Lois, que estaba medio distraída tratando de ver el menú – Entonces dime Clark, quiero escuchar todos los detalles jugosos sobre tus vacaciones. ¿A dónde fuiste? ¿Viste algo emocionante?

-Bueno, en realidad no – Clark estaba medio apagado – Fui al funeral de Alfred y ni siquiera pude ver a Bruce. Sé dónde está, pero me supongo que él no quiere que nadie lo encuentre. Luego me fui a casa y ayudé a mi mamá en la granja. No hay mucho que contar.

-Me hubiera gustado ir, pero aquí hay trabajo...

-Lo sé, Lois. No te preocupes.

-Si me preocupo, Clark – Lois también parecía triste – Él era tu amigo... y para colmo ni siquiera puedo hacer bien el artículo del juicio de Luthor. No puedo creer que ese desgraciado se haya salido con la suya después de todo.

-Hay que dejar de hablar del tema. Cada vez que mencionan a Luthor me dan unas ganas de... – Clark le corto ahí, pues le enojaba siquiera la mención de ese tipo –

-Sera mejor que ordenemos y olvidemos por un buen rato a Luthor y a todos los demás – concluyo ella –

Lois sonrió sarcásticamente mientras le daba una gran mordida a su hamburguesa. Clark trató de contener una carcajada mientras trataba de comer su gran bisteck con papas que ordeno. Lois podía ser irritante a veces, pero era una razón por la que Clark la amaba. Nunca tuvo miedo de decir lo que pensaba y hacer lo que quisiera.

-Entonces, ¿Qué hiciste mientras yo no estuve? – pregunto Clark – ¿Me extrañaste?

-Por supuesto... eres mi corrector ortográfico de planta. He estado revisando esta historia del Superman rebelde, aunque no creo una palabra de ella.

-¿Cómo que Superman rebelde?

-Smallville debe estar aislado del resto del mundo. Aunque creí que ya lo sabrías – Lois se acercó a su oído y susurro – ¿Tus poderes ya no están funcionando o que sucede? – de alguna manera, Clark sabía que algo estaba pasando con él, y por eso no había escuchado nada o visto algo –

Justice League: El Régimen OmegaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora