DESPUES DE LA BATALLA

15 1 7
                                    

Metropolis.

Cuando la batalla por Metropolis termino, no quedaron muchos aviadores de la Resistencia, pero sí algunos, y Hal Jordan entre ellos. El solo derribo a seis cazas del Régimen.

En algún momento, durante la batalla de aquella mañana, Hal pasó de ser un contrabandista resentido que no tenía un rumbo fijo en su vida a un guerrero vengador. No era consciente de nada. Pero al ver como sobrevivía con éxito mientras destruía el generador de la Torre LexCorp, comprendió que había cumplido con parte de un destino para el que había nacido, o al menos que descubrió de niño mientras volaba junto a su padre en un avión Mustang P-51.

Y era consciente de que había sido Bruce Wayne y Barry Allen quienes lo habían ayudado a volver a cumplir su sueño otra vez; quienes le habían legado aquel destino.

Mientras Hal estaba a bordo del helicóptero Black Hawk que lo llevaba a la Torre LexCorp, John Stewart colocó su caza junto al helicóptero y alzo su dedo pulgar, dándole su aprobación y respeto al piloto de Coast City. Hal comprendió que por lo menos, ya no lo hacían culpable ni le hacían reproches por lo ocurrido con Parallax cuatro años atrás. Lo que Hal había hecho fue tan inevitable para él como lo había sido aquel día de combate.

Ya fuera gracias a Dios o a un poder superior que Hal Jordan nunca había entendido del todo, había algo que tuvo que determinar su destino. Y ahora más que nunca, la voluntad de Hal había regresado.

Sin embargo, ahí abajo en la ciudad, todos los heridos sangraban. La sangre de los hombres de la Resistencia que fueron quemados por el fuego laser de las armas del Régimen era de un color rojo muy intenso, y las heridas de bala o metralla eran particularmente crueles. Fuera, el ruido de los aviones y de las bombas había sido reemplazado por el de las sirenas. Las fuerzas civiles de Metropolis se habían puesto al servicio de los libertadores de la Resistencia y se pusieron a ayudar, tanto a los soldados de Batman como a los disturbios en su ciudad. Se oían sirenas por todas partes, aunque sus gritos de alerta parecían ridículos.

***

Harleen Quinzel no tenía muchas ilusiones sobre lo que significaba estar acostada en una camilla en medio de la torre LexCorp. Después de haber terminado la batalla y de haber limpiado con todos los Parademons de la ciudad, atendieron a los heridos y comenzaron a contar a los muertos. Cientos de soldados del Régimen se acumulaban por centenares listos para ser apresados, al igual que sus vehículos inservibles ahora se convertían en chatarra. Parecía que a nadie le importaba Harley Quinn, solo era otra criminal más. Solamente Floyd Lawton se había quedado a su lado después del desastre.

Habían perforado su estómago a través de su espalda, ya no le quedaba mucho tiempo. Significaba que este era el último día de su vida. Era el último día de Harley Quinn.

Harley entrelazo los dedos alrededor del tubo de la camilla. Ella estaría muerta. Estaban todos muertos. Lucharon lo mejor que pudieron, pero el Suicide Squad no pudo hacer mucho contra la armada de Apokolips. Estuvieron a punto de perder.

Había dado todo por el Joker y ahora que le dijeron que pelearía por un bien mayor, solo quiso la oportunidad de redimirse. Creía que hacia lo correcto al enfrentar a la armada del Régimen, y de Apokolips claro. El Suicide Squad ahora servía al Régimen, y todos querían librarse de su yugo, recordarles a sus amos que ellos eran personas y no armas que podían usar a su antojo.

Harley pensaba que hizo lo correcto. Lucho contra todo pronóstico y dio lo mejor de sí. En cierto modo, estaba en paz.

Pero... Slade Wilson... Deathstroke.

Harley sabía que él quería su cabeza. Le había disparado a Rose, a su hija... todo para salvar su propio pellejo, ¿Pero que podría hacer? Ella tenía miedo, estaba asustada. No había otra forma de salir con vida del Capitolio más que dejarle una carnada a los Parademons.

Justice League: El Régimen OmegaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora