UN NUEVO EMPUJON

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Inglaterra.

El sol se estaba ocultando en un extenso poblado en la zona rural de Sanford en Inglaterra, en el que algunas reses pastaban tranquilamente, como si no les importara que hubiera una guerra en todo el país. En un viejo bar del pueblo, un hombre vestido con una camisa blanca estaba bebiendo junto a un hombre barbudo. El de la camisa blanca había estado fumando como chimenea, apilando las colillas de cigarro como si de una montaña se tratara.

Había sacrificado demasiado a lo largo de su vida como para que ahora pudiera permitirse el lujo de abandonar todo. Estaba harto de seguir las estúpidas reglas que el presente marcaba a todo el mundo, ahora solo quería beber. Estaba apoyado en la barra del pub, que lo había convertido en su hogar desde el momento que había dejado la casa improvisada en la torre de Londres gracias a la gran batalla que se había llevado a cabo entre la Resistencia y las fuerzas del Régimen. Sabía que algunos héroes seguían en pie, la Justice League, ya no existía... aunque sabía que en el corazón de muchos de ellos seguía ese sentimiento de pertenencia a algo mayor. En el ya no.

Lo que más le había sorprendido durante todo ese tiempo, todos esos años, fue el silencio, nadie había intentado ponerse en contacto con él. No era que se sintiera desplazado, él era el que había dado un paso hacia un lado, pero le extrañaba que con las constantes amenazas que aparecieron en el mundo, nadie hubiera pensado en él... tan solo Lois Lane y Selina Kyle lo habían buscado para pedirle favores. Por eso le extraño al ver como un portal de energía mística se abría a escasos metros de él, estropeándole su concentración en el vaso de bourbon.

Como no podía ser de otro modo, de su interior salió Papa Midnite, seguido por Selina Kyle y una cara que definitivamente lo sorprendió, Zatanna Zatara, su antigua "amiga".

-Hola... mis buenos amigos... ¿qué les trae por aquí? – les pregunto en tono sarcástico el antiguo exorcista –

-Algo grave, John, sino no te hubiéramos molestado – le respondió Midnite –

Constantine se paró del asiento y se acercó a los recién llegados, dándole una calada a su cigarrillo y echando el humo al rostro de Midnite. El doctor brujo tosió, pero insistió.

-¿Cómo me encontraron? – pregunto John –

-En este bar diste el primer toquin con tu banda, Membrana Mucosa... ¿te acuerdas? – le dijo Zatanna, sonriendo – Es difícil para mí olvidar esos detalles.

-La resistencia y la Justice League han lanzado un último ataque y debemos de ir a apoyarlos – dijo el doctor brujo – Batman convoco a todos, incluyéndote – Al escuchar aquel nombre, Constantine volvió a sentarse. Simplemente quería que lo dejaran en paz –

-¿Qué mierda quieren que haga? – contesto John de mala gana –

-John, te necesitamos – sorpresivamente, Zatanna respondió – Si la resistencia tiene un haz bajo la manga para acabar con la invasión, debemos de ayudarlos a todos... ahora.

Constantine bajó la cabeza y se frotó la barba, acariciándosela. Siempre la había llevado recortada, pero su nuevo look como un simple vago ahora le permitía dejársela como quisiera.

-Lo siento, Zee, pero ya dejé claro que no pueden contar conmigo – dijo el, dándole otra calada al cigarro –

-¿De verdad? ¿No tienes nada que hacer o decirle a las fuerzas de Apokolips? – Selina fue la que intervino – ¿Por tu hermana? ¿O por los que quisiste?

El que fuera una vez el John Constantine de antaño suspiró, como si quisiera quitarse la tensión que aquella breve conversación le estaba generando en su interior.

Justice League: El Régimen OmegaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora