Capítulo 53

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Los primeros rayos de sol hirieron mis ojos. Los cerré y gruñí, sintiendo mi cabeza pesada. El interminable ruido de la manecilla de un reloj me desveló del todo. Estiré el brazo, intentando coger el aparato que producía ese pequeño pero molesto sonido, pero este se topó con algo que había sobre el colchón.

Entrecerré lo ojos, dándome cuenta que allí había una persona.

Una persona... Luke. Fue entonces cuando mi mente aclaró vagamente lo sucedido la noche anterior. Aunque todo estaba oscuro y estaba bastante ebria, no me arrepentía.

Mis mejillas se tiñeron de rojo, pensando en que pasaría después de esto. Intenté tomar la iniciativa por una vez, así que me acerqué al cuello de mi novio, el cual dormía tranquilamente. Deposité unos pequeños pero cálidos besos allí. Con cuidado retiré un poco la sábana que le cubría el torso.

Desearía nunca haberlo hecho.

Una innumerable cantidad de tatuajes recorrían su torso y sus brazos. Dejé escapar un grito involuntario al darme cuenta de lo que realmente estaba ocurriendo.

―No, no, esto no es verdad, estoy soñando, si estoy... ¡Ah! ―exclamé, al notar como algo se movía a mi lado.

Abrí los ojos como platos al ver como James se incorporaba en la cama. Con una mano se restregaba los ojos, con la otra iba descubriendo la sábana de su torso desnudo.

Al terminar de estirarse, con todo el cabello despeinado, sobre la frente, giró lentamente su cabeza, suspirando. Efectos secundarios del alcohol.

Nuestras miradas chocaron entre ellas. Oh dios.

―¿Qué? ¿Bebé? ¿Qué se supone que haces a...?

La cara de James empalideció. Seguramente, la mía no estaría muy diferente.

En cuestión de segundos ambos parecíamos despertar de la burbuja que nos había provocado la embriaguez y salimos de la cama, yo llevándome la sábana conmigo para cubrirme, quedándonos de pie, uno delante del otro.

―Tú, yo, es decir, nosotros, hemos... Hemos... ―James balbuceaba, hablando demasiado deprisa, como si intentara hacer memoria de lo sucedido.

―No, yo, no es posible, tú, Luke... Tú eras Luke... ―dije de la misma forma.

Ambos estuvimos en silencio por unos segundos, intentando asimilar el hecho al que tanto miedo teníamos.

―¡Mierda! ¿Qué se supone que voy a hacer ahora? ―exclamó el rubio de repente, agarrándose la cabeza con sus manos.

―Yo... Lo siento... ―dije de repente, antes de salir corriendo hacia el baño, con lágrimas empañando mis ojos.

Me encerré allí, sin saber cómo saldría de esta. ¿De verdad había sido tan estúpida?

Estuve como unos quince minutos debatiendo mentalmente que debía hacer, hasta que me decanté por vestirme con la ropa que llevaba ayer y salir corriendo de allí, antes de que mamá y papá se diesen cuenta que no había pasado la noche en casa.

Suspiré y giré el pomo de la puerta. ¿Qué pensarían Liz y Andrew si me viesen con la sábana de la cama de uno de sus hijos corriendo en medio de su pasillo? Seguramente me tacharían de loca.

Por suerte, llegué sin problemas a la habitación del rubio, la cual estaba desierta. Tras buscar por el suelo encontré la ropa que llevaba la noche anterior. Me la puse rápidamente y sin tardar mucho salí de la casa, para encerrarme unos instantes después en la mía.

Corrí a la ducha y volví a deshacerme de la ropa. Encendí el agua caliente y me senté en la bañera, esperando a que esta se llenara.

Por un instante, mi mente procesó todo lo sucedido ayer y la situación tan incómoda que habíamos compartido James y yo. Hundí mi cabeza en el agua.

Twins » Luke HemmingsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora