Capítulo 56

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La puerta de la habitación donde me encontraba se abrió con fuerza, dando un golpe seco en la pared. Tanto la enfermera que me estaba indicando los cuidados que debería tomar de ahora en adelante como yo nos sobresaltamos, ya que no esperábamos esa interrupción tan de repente. Mi prima, con lágrimas en los ojos, se acercó a mí y me abrazó, seguida de Eileen, Savannah, Danielle y Lucy. Escuché la puerta cerrarse ―seguramente la enfermera saliendo de la sala― mientras Danna me asfixiaba.

―No sabes lo mal que lo he pasado cuando la tía Grace me ha llamado y me ha dicho que estabas en el hospital. Llevamos un día aquí metidas por tu culpa.

―Lo sé, mamá me lo ha dicho antes, llevo varias horas despierta.

―¿Qué te ha pasado? ¿Por qué Thomas no estaba contigo?

Al escuchar el nombre de Tom bajé la cabeza, avergonzándome por mis actos y todo lo que había ocurrido recientemente.

―Todo ha sido culpa mía... Peleamos y salí enfadada del bar. No me fijé por donde andaba y sucedió. Mi cuerpo actuó por si solo y gracias a eso conseguí esquivar a medias al coche.

―¿Pero tienes algo roto? Solo sabemos que te diste un golpe en la cabeza al caer al suelo y te desmayaste al instante ―preguntó Savannah, que intentaba tranquilizar a Danna.

―Me he fracturado la pierna derecha y tengo algún que otro hematoma, pero quitando eso no es nada más. Ya os lo he dicho, conseguí correr hacia la acera al ver el coche tan cerca de mí.

―Bien, nos alegramos de que no haya sido nada más grave. Danna ya pensaba que entrarías en coma y no despertarías jamás ―suspiró Eileen. Al parecer habían tenido que lidiar con la histérica de mi prima durante horas.

Solté una discreta risa ante sus palabras. Las chicas abandonaron la sala al poco rato. Cuando salieron me tumbé cómodamente en la camilla y cerré los ojos. Quería dormir un rato, pero el sonido de la puerta abriéndose de nuevo me puso alerta. El ruido de la silla que había a mi lado me indicó que alguien la había movido para sentarse. Iba a abrir los ojos para descubrir la misteriosa identidad de aquella persona, pero al notar dos cálidas manos sostener la mía decidí permanecer como estaba.

―Espero que estés bien, no sabes lo preocupado que estaba... ―dijo James. Al escuchar su voz retuve un suspiro; no sabía que hacer así que seguí callada, escuchando su voz cerca de mí―. ¿Sabes? No sé qué me has hecho pero no puedo sacarte de mi mente ―habló de nuevo. Su voz se notaba cansada, y un deje de tristeza se escondía en ella―. Por más que lo intento no puedo dejar de pensar en lo que pasó la otra noche... Deberíamos hablar de ello y aclarar las cosas, porque aunque no estuviésemos muy conscientes para mí fue perfecto, fue perfecto porque fue contigo... Bebé ―mi cuerpo reaccionó por si solo a sus palabras, sacudiéndome por un instante. ¿Tanta emoción me provocaba escuchar ese apodo? Por suerte no lo notó, o al menos no dijo nada al respecto, ya que continuó su monólogo―. Tenerte entre mis brazos, besar tu piel, sentirte... Si tan solo te hicieses una mínima idea de lo que has provocado en mí desde que te vi en tu casa, desde que te hice enfadar... Nuestra relación ha sido rara desde el principio, siempre ha existido un 'nosotros' pero, un 'nosotros' un poco diferente al resto, ¿No crees? ―dijo, dejando de hablar por unos segundos―. Por cierto, es de mala educación no contestar a una pregunta, Daelyn. Sé que estás despierta.

―¿Cuándo te has dado cuenta? ―pregunté mientras iba abriendo los ojos.

―Tu prima ha ido gritando a los cuatro vientos que estabas bien. No estaría tan feliz si no hubieses hablado con ella.

Tras sus palabras el silencio se hizo presente. Las manos de James seguían cogiendo mi mano izquierda. Sus dedos hacían caricias sobre mi palma y jugaban con los míos, hasta que finalmente los entrelazó.

Twins » Luke HemmingsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora