Capítulo 32

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'Daelyn Marie Jones,

Bioquímicamente hablando, estar enamorado es similar a tener un caso grave de trastorno obsesivo compulsivo, ¿lo sabías?

Cada vez que te veo tengo unas ganas enormes de abrazarte, cuando te tengo cerca, de besar tus labios, y cuando te miro a los ojos, de decirte cuanto me importas.

Des de que te conocí, tengo una pequeña obsesión contigo, no me importaría arriesgarlo todo, porque en estos meses me he dado cuenta de algo, y es algo que no puedo ocultar más.

Exacto, tengo un caso grave de trastorno obsesivo compulsivo, todo por tu culpa, así que para compensarlo, ¿acompañarías a este pobre chico a nuestra tercera cita? 

Sé que me pediste tiempo, pero no te pido nada más que una cita como amigos, por favor.

L xx'

Releí tres veces la carta, escrita en letra cursiva, con una caligrafía sumamente cuidada. Me mordí el labio inferior, intentando reprimir una sonrisa, pero fue inevitable no hacerlo. Me levanté corriendo, subiendo los escalones de dos en dos, y entré en el despacho de mi padre, para coger una hoja en blanco y un bolígrafo.

Me senté en el pequeño sillón de piel, y dejé la hoja en el escritorio. Di unos pequeños golpecitos con el bolígrafo en la mesa, intentando buscar una buena forma de empezar, pero la inspiración no llegaba a mí.

Bufé, dejando ir sonoramente el aire por mi boca, y comencé a escribir.

'Luke Robert Hemmings,

La verdad es que no sé qué decir, me has dejado sin palabras, no sabía que tenías un lado tan romántico y adorable :')

Acepto salir contigo... pero con una condición:

Sorpréndeme.

Por cierto, ¿tercera cita?

D xx'

Busqué algún sobre en los cajones de papá, hasta que encontré un paquete con varios de estos, de la medida exacta.

Doble cuidadosamente la hoja, introduciéndola en el sobre, antes de cerrarlo, y saqué mi móvil. Busqué el nombre de Jack en la agenda, y en cuanto lo encontré le di a llamar.

¿Sí? ―se escuchó desde la otra línea.

¿Estás en tu casa? ―pregunté en un susurro.

¿Por qué susurras?

No lo sé ―reí―. ¿Estás o no estás?

Estoy ―dijo.

Perfecto, ponte delante de la puerta, cuando de unos golpecitos me abres.

¿Pero qué...?

Y colgué, antes que pudiese acabar su frase. Cogí mi abrigo, y me lo puse encima del pijama, mientras bajaba las escaleras.

―Mamá, voy un momento a casa de los Hemmings, debo darle una cosa a Jack, vuelvo enseguida.

Mi madre salió de la cocina, mirándome con una sonrisa.

―En cinco minutos te quiero aquí, que la cena está casi lista.

―Cinco minutos, lo prometo.

Abrí la puerta de la calle, y lo primero que hice fue mirar al cielo, percatándome que había dejado de llover. Crucé con cuidado la calle, y atravesé el patio la casa, hasta llegar a la puerta. Cuando llegué, levanté uno de mis brazos, y con la mano hecha un puño, di tres suaves toques en ella.

Twins » Luke HemmingsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora