Hola a todas, ¡AL FIN TENGO A LAS GANADORAS DEL CONCURSO 500K DE TWINS! Y sí, digo ganadoras porque había dos textos que me han gustado mucho y como soy muy mala para escoger he decidido que publicaré los dos. Por supuesto, ambas tendrán el mismo premio, es decir, serán personajes de Twins 2. He de decir también que todos los otros textos que he recibido me han encantado, gracias por haber participado chicas <3
Bien… pues no voy a entreteneros más y voy a poner ya los textos ganadores:
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LITTLEIRWINFINITY (recomiendo mucho sus novelas porqué cada una tiene una trama completamente distinta, Pilar escribe genial y es imposible no enamorarse de sus historias)
¿Nunca os habéis preguntado a quién se le ocurrió la magnífica e inteligente idea de poner una estrella en lo alto del árbol de navidad? Porque yo ahora mismo me estaba acordando de él y toda su familia, pero no eran especialmente pensamientos positivos.
Si ya para colmo no era una chica alta, poner la estrella en la punta del inmenso árbol que mi madre había comprado este año me iba a resultar todo un reto.
A falta de escaleras, cogí una banqueta plegable de la cocina y me subí en ella para ganar un poco de altura, pero aun así, me faltaban unos centímetros para llegar. Escuché el sonido de la puerta principal abrirse, pero no le di importancia, estaba más concentrada en conseguir poner la dichosa estrella de purpurina en la punta que ver quién había entrado a casa. Me estiré con cuidado para llegar, poco a poco iba alcanzando mi meta hasta que por fin lo conseguí, pero para mi suerte, debido a la emoción del momento, perdí el equilibrio notando como la banqueta se cerraba del tirón conmigo encima.
Cerré los ojos y ahogué un grito esperando encontrarme con el suelo forzosamente, aunque para mi sorpresa eso no fue así, ya que una fuertes manos sujetaron mi cintura en el aire y en vez del suelo lo que encontré debajo de mí fue un cuerpo bastante más grande que el mío.
- ¿Nunca te han dicho que no debes subirte en banquetas plegables?- intentó reírse con un ojo cerrado debido al dolor del impacto.
- ¿Qu-ué haces aquí, James?- pregunté aún encima de él cara a cara.
- Mi madre hizo cacpakes o algo así y me obligó a traerlos ya que Luke ha salido con Jack a comprar las cosas para la cena.
- Querrás decir cupcakes.- intenté no reírme por su error.
- ¿Qué más da? Magdalenas de colores es más fácil, no sé por qué las mujeres os complicáis tanto.- rodó los ojos y esta vez no pude evitar reírme.- Esto... Daelyn, sé que te encanto y tal, pero empiezas a pesar.
Noté como todo el calor subía a mis mejillas sin poder evitar que estas se tornaran rojas. Ni siquiera me había percatado de que estaba encima de James cara a cara con nuestros cuerpos totalmente pegados hasta que él lo había dicho.
Intenté levantarme poniendo ambas manos a sus costados, pero sus manos agarraron de nuevo mi cintura haciéndome girar sobre él y cambiado esta vez los papeles. Él estaba encima aguantando su peso con sus brazos y yo debajo con mis manos en su pecho.
- Creo que así está mejor.- sonrió de oreja a oreja haciendo que un escalofrío recorriera mi cuerpo de la cabeza a los pies.
- James...
- Si lo que quieres es que me quite, quiero algo a cambio por haberte salvado de quedarte sin dientes el día de Nochebuena.- me cortó.
- No quiero empezar con esto...- mordí mis labios intentando buscar la manera de salir de esta.
- Aún no sabes qué es lo que quiero, bebé.- volvió a decir aún más cerca de mí chocando su respiración con la mía.
De nuevo un escalofrío recorrió mi cuerpo, esta vez concentrándose en mi estómago y consiguiendo que mi corazón fuera un poco más rápido de lo normal.
Su sonrisa seguía presente en sus labios y estaba haciendo todo lo posible por no romper nuestro contacto visual y dirigir mis ojos a su boca. Maldecía a cada segundo aquella capacidad que tenía de hacerme tan vulnerable, de conseguir que un simple suspiro suyo pusiera todo patas arriba sin poder controlarlo... pero así era James Hemmings, el misterioso gemelo tatuado de mi novio.
- ¿Y qué es lo que quieres?- conseguí pronunciar fingiendo seriedad.
- El trineo de Papá Noel tuneado con llamas rojas a los lados.
-¿¡Qué!?
Su cara intentó permanecer seria, pero rápidamente una enorme carcajada salió de sus labios haciendo que casi perdiera el equilibrio y cayera sobre mí.
- Es broma idiota. Aún no lo quiero, pero cuando lo quiera, no podrás negarte. ¿Hecho?
- Yo... Mhm... Hecho.- suspiré rodando los ojos al cabo del rato.
James se levantó de encima mio y con una mano me ayudó a levantarme de la moqueta del salón. Hasta que no estuvimos de pie no me había fijado en el jersey que llevaba, y al hacerlo no pude evitar reír sin contenerme mientras él me miraba con una ceja levantada.
-¿Jersey de renos? ¿James Hemmings llevando un jersey de renos?- me tapé la boca con la mano ante la risa.
- Cállate, mi madre nos obliga a llevarlos todos los años.- bufó y se rascó la nuca.- Aunque el de Luke es mucho peor, en el de él tiene bordado a Papá Noel en gigante.
Fui a preguntarle sobre esa estúpida manía que tenían en casa, pero de nuevo la puerta principal sonó y me interrumpió antes de poder soltarle alguna cosa graciosa de la que seguramente después me arrepentiría. Ante el grito de mi madre obligándome a que fuera yo a abrir la puerta, me puse en marcha hacia esta y al abrirla unos profundos ojos azules y una perfecta sonrisa se clavaron en mí consiguiendo que yo también sonriera.
- Espero no molestar...
- Claro que no molestas, pasa, empieza a refrescar.
Me aparté de la puerta para dejarle pasar, pero cuando Luke dio un par de pasos en el interior de la casa sus manos se dirigieron a mi cara y me atrajo hacia él uniendo sus fríos labios con los míos de una manera tierna y delicadamente. Me pilló totalmente por sorpresa, pero enseguida seguí su ritmo, aquel ritmo que tanto me volvía loca y conseguía que me temblaran las piernas hasta casi perder el equilibrio. Al separarse de mí apoyó su frente con la mía y me miró haciendo que me hundiera aún más en el azul de sus ojos.
- Te quiero, Daelyn.
- Y yo a ti, Luke.- cerré los ojos y reí ante aquellas palabras, dándole un corto pico y separándome de él por completo.- Veo que James no mentía sobre tu jersey, es bien feo.- reí más fuerte.
- Yo nunca miento.
Su voz fue como un pequeño jarro de agua fría sobre todo mi cuerpo. Giré mi vista y le vi, ahí de pie apoyado sobre el marco de la puerta con ambos brazos cruzados sobre su pecho y una de las sonrisas más forzadas que había visto en toda mi vida.
- Vaya James, pensé que estarías en casa.- dijo esta vez Luke algo nervioso.
- Pues ya ves que no.- su voz fue cortante y seria, mirándonos a ambos con media sonrisa.
El silencio reinó entre los tres, convirtiendo la escena en algo bastante incómodo de la que no sabía cómo salir, hasta que por suerte, como si hubiera escuchado mis gritos mentales de auxilio, apareció mi madre en la entrada.
-¿Has acabado ya de poner los adornos, Daelyn?- preguntó observando toda la escena con atención.
- No, aún me quedan las luces y algunos adornos.
- Pues date prisa, que en unas horas será la cena y aún no has puesto ni la mitad de las cosas.- miró a los gemelos.- Y vosotros, en vez de quedaros ahí pasmados, ayudad a la niña a colocar las cosas altas, que no sé a quién ha podido salir con esa altura.
- Bienvenidos al día de meterse con mi altura.- bufé.
Y dicho eso, se dirigió de nuevo a la cocina dejándonos de nuevo a los tres ahí plantados hasta que la risa de James inundó la estancia.
- Vamos, no quiero que saque el cuchillo del cordero y nos ponga de cena.- se rascó la barbilla.- Aunque creo que aún estaría más bueno de lo que ya estoy si tu madre me cocinara.
Tras decir aquello, James se dio la vuelta y volvió a entrar en el salón, quedando Luke y yo solos en la entrada.
- Será mejor que la hagamos caso.- revolvió mi pelo como a una niña pequeña.- Eso te pasa por ser una enana.
Su preciosa sonrisa volvió a decorar su rostro haciendo que como una tonta enamorada sonriera yo también. Porque si algo tenía claro en esta vida, es que estaba enamorada de Luke Hemmings.
Poner todos los adornos fue entretenido, los villancicos sonaban por todo el salón, la chimenea calentaba la estancia y las risas no cesaban en ningún momento. Habíamos tardado como una hora en colocar todo y el sol ya se había puesto por completo, James estaba tirado en el sofá boca arriba mientras que yo estaba entre las piernas de Luke frente a la chimenea observando el fuego y disfrutando del calor de este y el cuerpo de Luke.
-¿En qué piensas?- susurró en mi oído apoyando su barbilla en mi hombro.
- En nosotros.- suspiré sin dejar de observar el fuego.
-¿El fuego te recuerda a nosotros? ¿Te pongo tan caliente como el fuego?
-¡Luke!- grité roja de la vergüenza.
- Es broma, fiera.- empezó a reír.- Y... ¿Podría saber el motivo?
- Simplemente pensaba en lo poco que me ha costado enamorarme de ti, aunque con esos comentarios creo que me lo voy a empezar a replantear.
- Tsk.
El gruñido de James desde el sofá consiguió que me despertara de mi pequeño trance, haciendo que me girara y le observara de pie estirándose los pantalones y dirigiéndose hacia la puerta principal.
-¿A dónde vas?- pregunté sin entender.
- A casa.
Y dicho eso empezó a alejarse.
Quité los brazos de Luke de mi cintura y me levanté al instante siguiendo al rubio. No entendía esta prisa tan repentina y necesitaba una explicación.
Al llegar a la puerta principal él ya iba por medio camino de la entrada, me abracé a mí misma y corrí hasta él sujetándole del hombro y consiguiendo que se girara.
-¿A qué ha venido eso?- fruncí el ceño.
- No quiero aguantar tus muestras de cariño hacia mi hermano, no hoy.- apartó la mirada de mí.
- Esto... Yo...- no sabía que decir.
- Daelyn.- reclamó mi atención y le vi sacar una cosa del bolsillo.- Sé que no debería hasta esta noche, o quizá ni siquiera debería, pero me prometiste que me darías algo a cambio.- asentí sin entender.- Pues solo quiero que aceptes esto.
Miré hacia su mano roja por el frío y en ella había una pequeña cajita envuelta en papel de regalo de color negro con estrellitas. La cogí tiritando de frío y fui a abrirla, pero su mano me lo impidió.
- Ábrelo en casa, estás helada de frío.- se acercó a mí y besó mi frente pillándome desprevenida.- Y estás preciosa cuando tienes la nariz roja.
No pude recriminarle nada puesto que antes de poder siquiera decir algo me guiñó un ojo y salió corriendo hacia su casa. Al entrar en la mía no pude evitar abrir la pequeña caja lo más rápido que pude. Mis ojos se abrieron como platos y noté como mi boca se entreabrió ligeramente al observar la pequeña pulsera de plata que había en su interior con un colgante en forma de sol.
"Gracias por ser ese pequeño rayo de luz que ilumina mis noches. J.H."
Y sentí como un nudo se formó en mi garganta ante la nota que había debajo de la pulsera.
Esta Navidad sin duda había empezado como menos me lo esperaba.
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Twins » Luke Hemmings
FanfictionDaelyn Jones se muda desde Londres hasta Sídney por el trabajo de sus padres. Cuando llega allí todo parece fantástico: sol, playa, surf; todo lo que un adolescente ama, pero... ¿Qué pasará cuando conozca a sus vecinos? Luke Hemmings: el típico chic...