Acabábamos de aterrizar en Sídney. El viaje se había hecho algo largo, ya que Danna estaba nerviosa por alguna razón, y no dejaba de suspirar y quedarse mirando al frente con la mirada perdida, sin hablar con nadie. Su actitud era algo extraña, pero suponía que serían cosas sin importancia. Si me lo quisiera decir lo haría por ella misma, sin necesidad de que yo le pregunte nada.
Mis padres se subieron al primer taxi que encontraron fuera del aeropuerto. Tras dejar todo el equipaje en el maletero el taxista puso rumbo al apartamento de las chicas y Tom. De mientras, mi vista se posó en el paisaje de la ciudad. Por mi mente pasaron miles de recuerdos de la primera vez que llegué aquí, ese día el cual conocí a los Hemmings.
Estaba ansiosa por llegar a casa, Luke no sabía que llegaría hoy, ya que no le dije el día exacto que volvía, y quería hacerle una sorpresa. Por suerte, llegamos bastante rápido al apartamento. Danna cogió todas sus pertenencias y se despidió de nosotros, todavía algo desanimada. El taxi volvió a ponerse en marcha en cuanto la rubia pasó el umbral de la puerta, y tras unos diez minutos ya estábamos llevando las maletas al interior de nuestra casa. Ayude a mamá a colocar todo el orden y me fui a dar una ducha. Al salir tan solo tuve que vestirme, secarme el cabello y arreglarme un poco.
Estaba cansada, quedaban escasos minutos para las doce de la tarde, pero a causa del jet-lag todo se me hacía diferente.
Decidí ir a ver a Luke, ya tendría tiempo para dormir por la noche. Salí corriendo de casa y crucé con atención la carretera. Una vez en su puerta toqué el timbre, esperando que alguno de los rubios que vivía en esa casa me abriese.
―¿Daelyn? ―escuché su voz.
Mis brazos rodearon su cintura y me abracé a él como si no nos hubiésemos visto por siglos, cuando en realidad habíamos estado separados unos cuantos días.
―Te he echado de menos Luke ―murmuré, dándole un pequeño pico.
―Yo a ti también pequeña ―dijo, sonriéndome.
―¿Qué tal todo por aquí? ¿Alguna novedad? Por cierto, ¿No está tu madre? Me gustaría saludarla ―pregunté, separándome de él.
Los dos fuimos hasta la sala de estar y nos sentamos en el sofá, abrazándonos de lado.
―Todo sigue igual ―dijo, rascándose la nuca―. Y no, no hay nadie en casa pequeña, han tenido que salir.
Le miré atentamente, dándome cuenta de cada movimiento nervioso que hacía. Sabía que se había alterado, también le ocurrió por teléfono cuando hablamos en Londres.
―Luke, si de ver...
―¡Hey! ¿Qué tal si vamos a comer fuera? Es algo pronto, pero hoy he madrugado y tengo un hambre de lobos ―propuso, cortándome.
Fruncí el ceño, definitivamente algo no iba bien, pero lo dejé pasar, de nuevo. Ambos salimos de su casa, y estuvimos como media hora andando hasta el centro de Sídney, contándonos historias y paseando agarrados de la mano. He de decir que quitando la incertidumbre que rodeaba a Luke cada vez que preguntaba si algo había ocurrido en mi ausencia ―porque era más que evidente que así había sido― éramos una pareja normal paseando alegremente, y me sentía muy bien, viendo como al fin era feliz de nuevo, en el amor, tanto él como yo.
―¿Qué te parece Taco Bell? No está muy lejos de aquí ―preguntó el rubio, en medio de nuestra conversación.
―Me parece perfecto ―le sonreí.
Al final, tardamos tan solo cinco minutos en llegar al establecimiento, y tras una hora estábamos pagando la comida, bueno, Luke lo hizo, aunque le dije bastantes veces que no era necesario.
Estábamos de vuelta a casa cuando el teléfono del rubio sonó. Luke me apretó ligeramente la mano y comenzó a ponerse nervioso de verdad. Atendió a la llamada, alejándose un poco de mí. Su cara estaba llena de mil y una emociones como tristeza, angustia, preocupación, molestia...
Luke colgó rápidamente, y volvió junto a mí.
―Debemos irnos ya, tengo que hacer unas cosas y Jack me espera en casa.
Yo asentí con la cabeza, y volvimos a retomar nuestro camino. Ahora no íbamos agarrados de la mano, y Luke iba algo más adelantado que yo. Parecía que de verdad le corría mucha prisa llegar a su casa.
Intenté seguir su ritmo pero era bastante difícil, además de ser más lenta que él, todavía tenía la comida en la garganta, y me era imposible hacer mucho esfuerzo.
Al final llegamos a casa. Jack estaba dentro de un coche, esperando a Luke. Yo le saludé con la mano, le di un beso al rubio y me despedí, cruzando la calle.
...
No era lo mismo pasar la noche en un avión que en tu cama, y mi espalda lo había notado. Me estiré un poco antes de levantarme, y me dirigí a la bañera, como cada mañana.
Bajé las escaleras con prisa en cuanto estuve lista para poder desayunar, pero me paré de golpe, viendo como Savannah, Danielle y Eileen estaban sentadas en el sofá.
―Buenos días ―dijeron a coro.
―Hola chicas ―saludé―. ¿Qué hacéis aquí?
Las tres se intercambiaron miradas entre ellas y luego me miraron a la vez.
―Venimos a hablar de algo muy importante.
Yo, olvidándome por completo de mi esperado desayuno, me senté junto a ellas en el sofá, esperando a que hablaran.
―Bien, esto es algo raro, Luke nos ha dicho que no te dijéramos nada, no sé por qué, pero tú también eres su amiga, tienes derecho a saberlo... ―dijo Eileen, mirándome con preocupación, al igual que las hermanas Smith―. ¿No sabes lo de James, verdad?
―¿Qué ha pasado? ―pregunté, preocupada.
―Está en el hospital Daelyn, desapareció el día que os fuisteis a Londres. Ashton lo encontró medio muerto en algún callejón de los suburbios de Sídney a la noche siguiente. Pensé que querrías saberlo, estoy segura que cuando despierte querrá verte ―dijo Dani, abrazándome.
Yo no le correspondí al abrazo, no porque no quisiera, si no porqué estaba inmóvil. De un momento a otro los pequeños fragmentos encajaron en mi mente.
El misterio por el cual Danna estaba preocupada, el nerviosismo de Luke, el que no hubiese nadie en casa, la misteriosa llamada y las prisas del rubio.
Todo encajaba perfectamente.
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Twins » Luke Hemmings
FanfictionDaelyn Jones se muda desde Londres hasta Sídney por el trabajo de sus padres. Cuando llega allí todo parece fantástico: sol, playa, surf; todo lo que un adolescente ama, pero... ¿Qué pasará cuando conozca a sus vecinos? Luke Hemmings: el típico chic...