Capítulo 2

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Bajé las escaleras en silencio, observando atentamente el salón. En él, mis padres y los señores Hemmings hablaban animadamente, de pie al lado del pasillo.

―Marie, ven ―dijo mamá al verme, llamándome por mi segundo nombre―. Mira, aquellos de allí son los hijos de Liz y Andrew.

Grace Jones señalo discretamente hacia el salón, donde podía ver un par de cabelleras rubias sobresalir por detrás del cómodo sofá. En realidad, ni si quiera me había percatado de su presencia hasta que mamá lo mencionó.

―Chicos, venid aquí, por favor ―pidió Liz, con un tomo de voz amable.

Los dos jóvenes se levantaron del sofá, dejándose ver. El silencio reinó en el lugar, donde tan solo se escuchaban los pasos que hacían los chicos, avanzando hacia sus padres.

Miré atentamente a mis nuevos vecinos, a uno, y después a otro, casi sin parpadear. Eran gemelos, muy altos y ambos rubios con ojos azules, unos ojos tan profundos como el mismísimo océano. Se parecían bastante, pero a la vez había algo distinto que de igual forma los podía unir como separar. Quizás los piercings que llevaba uno de ellos en el labio y la ceja junto con los muchos tatuajes de sus brazos creaban ese aura que me confundía. Además, ambos compartían un estilo bastante parecido a la hora de vestir, aunque el chico de los tatuajes tenía un aspecto algo más rebelde.

―Daelyn, estos son mis hijos, Luke ―nos presentó Liz, señalando al rubio que no tenía tatuajes. El chico me miró sin expresión alguna y dirigió su mirada hacia el suelo, viéndose algo intimidado―, y James ―finalizó, señalando al chico de los tatuajes.

Este último, en cambio, me miró directamente a los ojos y sonrió de lado, consiguiendo que mis mejillas se enrojecieran levemente. Tras las presentaciones, las dos familias nos sentamos en la mesa. La cena transcurrió en silencio por parte de los más jóvenes. Los señores Hemmings y mis padres, en cambio, compartían vivencias y charlaban como si se conociesen de toda la vida.

―Cariño, ¿Por qué no les enseñas la casa a los chicos? ―dijo de repente mamá.

Estaba a punto de negarme, ya que definitivamente no quería sociabilizar con un chico tímido y un rebelde sin causa, pero una voz me interrumpió antes de que pudiese decir nada.

―Por mi está bien.

Me giré en cuanto escuché a uno de los gemelos hablar. James me miró con cierta diversión en sus ojos, y yo respondí a su indirecta con una mirada de todo menos amigable.

―¿Qué dices tú, Luke? ―le preguntó Liz a su otro hijo, el cual se limitó a asentir.

―Bien, pues vamos ―dije, aceptando mi derrota.

Como mamá me pidió, les enseñé la casa a los gemelos, que caminaban detrás de mí en silencio.

―¿Y esta puerta? ¿Por qué no entramos? ―preguntó James, señalando justamente mi habitación.

―Porque es mi habitación y no la quiero compartir con un par de desconocidos.

―Vamos bonita, no somos tan desconocidos, ¿Verdad?

―No me llames así ―le pedí, intentando no perder la paciencia.

―¿Así como? ¿Bonita?

―Basta James, la estás molestando ―dijo Luke, hablando por primera vez.

Agradecí internamente la intervención del rubio, ya que iba a perder los nervios en cualquier momento. Sí había algo que odiaba era a gente con una actitud como la de James.

El chico soltó un bufido y miró mal a su hermano, antes de dejarnos solos en medio del pasillo. Yo dejé escapar un suspiro de alivio y Luke soltó una pequeña carcajada.

―Siento lo que ha ocurrido, James es demasiado impulsivo.

―No tienes que excusarte en su nombre ―le dije―. No te preocupes.

Luke me dedicó una tímida sonrisa y miró hacia el suelo.

―Creo que deberíamos bajar de nuevo ―dijo, rascándose la nuca.

Asentí, dándole la razón. Ambos nos juntamos de nuevo con nuestros familiares e intentamos volver a empezar de nuevo, sin timidez ni prejuicios.


Twins » Luke HemmingsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora