GANADORA CONCURSO 'TWINS' (100K)

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¡Hola!

Bien, como dije ayer hoy publicaría el texto ganador del concurso 100K de 'Twins'.

También aprovecho para decir que esta mañana al levantarme ya tenía las 200K, ¡ES INCREIBLE! Es el doble, ¡y todo en menos de dos meses! Vosotras sois la razón por la cual continué la novela, y la verdad es que me alegro que os guste tanto, nunca creí que tuviese tanto éxito :’)

Antes de poner el texto ganador he de decir que todas las que habéis participado escribís genial, pero este texto me llamó la atención de una forma diferente, simplemente es genial.

Aunque la escritora, sin darse cuenta, escribió el texto desde el punto de vista de Daelyn, considerando que habla casi todo el rato James no creo que sea tan importante como para tomarlo en cuenta, aparte, si pedí que las historias fueran escritas por uno de los gemelos fue para que narraseis como se sentían ellos ante su situación, y esta escena, aun no siendo narrada por James, recoge perfectamente la esencia que buscaba. Suena algo raro, pero es que no sé cómo expresarlo bien, espero que lo entendáis jajaja. También he de decir que ella escribe mucho mejor que yo, y me alegro mucho que hiciese este texto sobre la novela, ya que os va a matar de feels tanto como lo hizo conmigo *-*

Por haber ganado, @RebecaMarshall tendrá sus premios, el principal, ser uno de los personajes importantes en la segunda temporada de 'Twins', 'Twins 2', además de hacer publicidad de 'Recover', su novela, la cual escribe con otra cuenta. La verdad es que me he leído por encima de que trata, y además de escribir genial la historia es muy original.

Hablaré con ella por mensaje privado, para acabar de arreglar el asunto del personaje. Ahora me gustaría que leyeseis la fantástica escena ganadora jaja :)

Todo a mí alrededor era de color negro. Había una luz blanca y cegadora que formaba un círculo en el suelo, un círculo en cuyo centro me hallaba.

―Jones... Bebé...

A pesar de que fue un susurro, esa voz la conocía muy bien. Era inconfundible. Aún podía oírle en mi cabeza. Ese apodo con el que me bautizó, bebé... ¡qué tontería, yo no era ningún bebé! Ese nombre se repetía en mi cabeza una y mil veces, con eco, cada vez haciéndose menos audible.

―¿James...?

Me atreví a llamarle, alzando la voz. Pero no obtuve respuesta. Intenté buscarlo entre la oscuridad, pero entre la luz que parecía intentar dejarme ciega y el contraste de luz y sombra tan alto que había, me era imposible ver nada.

―Bebé...

Repitió. Ahora su risa le acompañaba. Su risa se repetía en bucle. Una risa divertida, pícara, traviesa propia del mismísimo James Hemmings.

―James, basta. Esto no tiene gracia. No es divertido.

Protesté. Me estaba empezando a cansar y, debo admitir que me sentía inquieta.

De repente, unas manos rodearon mi cintura y me alejaron de la luz para introducirme en la más absoluta oscuridad. Mientras era casi arrastrada, podía ver ese círculo de luz donde estaba hasta hace tan solo unos segundos. Intenté soltarme del agarre de quién quiera que fuese el que me aferraba a su cuerpo. Mi corazón empezó a latir casi con violencia. Cada vez ejercía más presión y me apretaba más contra su pecho. Me retorcí y forcejeé intentando escapar pero todos mis esfuerzos fueron en vano. Entonces, unos labios extremadamente suaves rozaron el lóbulo de mi oreja y lo atraparon con mucha delicadeza para succionarlo y darle un húmedo beso. Me quedé paralizada en cuanto volví a escuchar su risa ahora contra mi oído. Gracias a la oscuridad él no pudo ver cómo me había sonrojado. Mis labios se entreabrieron para tomar una bocanada de aire y suspirar más tarde. Él volvió a reírse y su agarre se suavizó para pasar ahora a acariciar muy suavemente mis costados.

―Bebé, ¿por qué siempre intentas huir de mí?

No hubo respuesta por mi parte. Mi corazón seguía latiendo velozmente y seguiría así mientras estuviese tan cerca de él y siguiesen sus manos sobre mí.

―Desde que llegaste... siempre he intentado acercarme a ti. Sé que nunca hemos llegado a... ser amigos. Si quiera a tener una relación cordial... ¿pero acaso si quiera yo soy normal? ¿Cómo iba a comportarme como una persona normal? Pero... ¿sabes una cosa, bebé? Tú tampoco eres normal... - sus manos ahora ascendieron un poco y avanzaron sobre mi abdomen para rodearme y abrazarme. Sentí su barbilla apoyarse sobre mi hombro y me estremecí cuando su nariz rozaba mi mejilla tiernamente aspirando mi olor. - Desde que llegaste... siempre me has descolocado. Recuerdo cuando nos presentaron en tu casa. Estábamos Luke y yo, pero tú parecías estar más interesada en mí. Recuerdo como te sonrojaste cuando te sonreí... ¿te haces una idea de lo preciosa que llegas a estar cuando te sonrojas? Pero luego la cosa se torció y... ya te tenía acorralada contra la pared. Cuántas veces he fantaseado con acorralarte contra la pared y hacerte tantísimas cosas Daelyn... mierda. - bufó exasperado y pude notar como se tensaba tras de mí. - Pero, contigo nunca podría ser rudo. A pesar de que te grite, de que a veces te agarre con brusquedad, te hable con un tono duro y frío, es solo porque... me descolocas y... yo no sé ser delicado. Solo quiero que estés bien. Solo quiero protegerte... Desde que te conozco, algo ha nacido en mí. Algo que me obliga a velar por tu bien. Algo que me hace sentir inquieto e incluso...asustado. - esto último lo susurró casi avergonzado por tal confesión. - Necesito que estés bien. Lo necesito, ¿entiendes? Y yo nunca he necesitado nada de nadie. Y... por más que intento protegerte y velar por ti, tú solo tienes sonrisas y buenas palabras para el idiota de Lukey. ¿Qué tiene él que no tenga yo, bebé? - murmuró angustiado, casi con tristeza. Un nudo se formó en mi garganta y sentí mis ojos acuosos. ¿Era real todo esto? ¿Por qué estaba confesándose? ¿Por qué yo? - Siempre te alejas, huyes de mí. Me miras con rabia. Pueden pasar días que ni te molestas en saber cómo estaré o sino me habrán matado ya en alguna pelea. ¿Tan insignificante soy para ti? - Sus labios volvieron a rozar mi oreja para volver a depositar un dulce beso sobre esta. - Me confundes tantísimo. Cuando estamos así de cerca, nunca huyes. ¿Ilógico, cierto? Cuando estamos así de cerca, tus labios se entreabren, tus pupilas se dilatan, tus mejillas se colorean y te vuelves vulnerable. Casi tanto como yo. Me vuelvo débil cuando estoy así de cerca de ti. Produces un efecto tan devastador en mí. Eres hielo y fuego simultáneamente. Cuando estamos así... - sus manos volvieron a mi cintura y se colaron bajo mi camiseta para tocar mi piel y acariciarla con... ¿ternura? - siento que me abraso. Tu olor, tus ojos, tu pelo, tus labios, tu piel... eres adictiva.

Twins » Luke HemmingsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora