Capítulo 39

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Hay momentos en los que es mejor quedarse callado, no decir ni una sola palabra, dejar pasar el asunto y no pensar en ello y, en cambio, hay momentos en los que la solución no es otra que comenzar a hablar, no dejar de hablar, y sobre todo, soltarlo todo. Otras veces lo mejor es huir, nunca falla, al menos no en el momento, ya que luego las consecuencias son peores, y, personalmente, creo que es una opción bastante cobarde, aunque yo misma haya recurrido a ella otras veces, y en otras ocasiones lo ideal es dejar que los sentimientos fluyan por si solos.

Dentro de mí, oleadas de emoción recorrían por todo mi cuerpo, y escalofríos invadían mi espalda. El sudor frío se hacía presente en mis manos, y parecía que mi lengua había sido atada, impidiéndome hablar. Quería gritar, saltar de felicidad, aunque quizás suene algo exagerado, pero, sorprendiéndome a mí misma, tomé la iniciativa de abalanzarme sobre Luke, uniendo mis labios a los suyos en un corto, pero tierno beso.

Al separarnos dejé apoyada mi cabeza en su pecho, y comencé a jugar, de manera inconsciente, con el cabello de su nuca. Escuché suspirar al rubio, y se me escapó una pequeña carcajada.

―Debería tomarme eso como un sí, ¿Cierto? ―susurró Luke, de una forma graciosa.

―Depende, ¿Qué significado crees que pueda tener un beso? ―pregunté, riéndome interiormente por mis preguntas estúpidas.

―Un beso siempre es una muestra de amor, de afecto, de cariño.

Touché ―dije.

Me separé un poco de su confortable torso, para besarle de nuevo, pero el dedo índice de Luke se interpuso entre mi camino hacia su boca.

―Quiero escuchar la respuesta de tus labios ―susurró.

―Pregúntamelo de nuevo, entonces ―le pedí.

―Princesa, ¿Me harías el honor de ser mi novia?

Mis ojos brillaban, podía jurarlo, aún sin verme a mí misma delante del espejo, sin necesidad de que nadie me lo dijese. Estaba enamorada de este chico, y todavía no podía creer que esto fuese real.

―Sí, sí quiero Luke ―sonreí ampliamente, tal y como lo hizo él en ese momento.

Las palabras sobraban. Nuestras caricias y besos hablaban por si solos, demostrando el amor mutuo que nos teníamos. Estar entre los brazos de Luke, en una fría noche de invierno, mientras reíamos, hablábamos, nos besábamos, y mirábamos a las estrellas era todo lo que ahora mismo necesitaba.

...

¡Ah! ¡Quema! ―exclamé, dando pequeños saltos sobre mi misma.

Acababa de despertarme hacía escasos minutos y no había nadie en casa, así que decidí prepararme un buen desayuno, pero al seguir un poco dormida hice un mal movimiento, provocando que media taza de café, el cual estaba ardiendo, cayese sobre mi estómago y mis piernas.

Corrí directa al baño, y abrí el grifo de la ducha, metiéndome por completo en ella, con pijama incluido. Un alivio recorrió mi cuerpo instantáneamente, en cuanto noté como el agua helada caía sobre mí, calmándome el dolor. Aproveché para darme una ducha rápida, ya que las ganas de desayunar se me habían pasado con el pequeño incidente.

Estuve media hora bajo el agua, y al acabar puse un poco de crema anti quemaduras sobre las zonas afectadas.

Al terminar de vestirme decidí llamar a Luke. Hacia tan solo unas horas que nos habíamos visto y ya necesitaba volver a escuchar su voz.

Marqué su número, pero, extrañamente, tenía apagado el móvil. Supuse que estaría durmiendo, así que cogí una manta y me fui al salón, preparada para ver una película.

Twins » Luke HemmingsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora