7 de abril de 2023

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Empecé mal el día.

No sé porque se me ocurrió, pero a primera hora del día, me compre la novela de Factotum de Charles Bukowski. Bueno, la verdad es que leí la sinopsis del libro la noche anterior y me quedo la idea de comprarlo, como dije antes, eso fue lo primero que hice nada más despertar. Me arrepentí a los diez minutos. Mi cuenta bancaria aunque no está vacía, no sube como me gustaría, asi que no puedo permitirme comprar un libro que de todas no voy a leer en el momento. En casa ya tengo muchos libros que eh comprado y no eh empezado. Todas las novelas de Dostoievski y el Quijote de la Mancha por ejemplo. Asi que tendré lectura para varios meses. Ahora lo único que me preocupa, es que se cancele el envio y me reembolsen mi dinero. Ya han pasado varias horas desde que lo hice y aun no tengo respuesta. Igual no me deja en la calle que no me acepten la cancelación y me envíen el producto de todas formas, pero esto solo es un percance que me cause yo mismo para entretenerme y no enfrentar la realidad de mi vida. Aunque eso de realidad, me lleva a mencionar un sueño que tuve. Justo antes de despertar, tuve un sueño raro, como el que muchos hemos tenido alguna vez en la vida. En mi sueño, estaba en el supermercado recorriendo un pasillo hasta que de pronto me vi en la calle, frente a una casa de una persona que pese a no ser el personaje histórico, se parecía a Winston Churchill, ya saben un inglés gordo, canoso, de bastón, con un sombrero de copa fumando un puro de veinte centímetros. Me quede frente a la casa, una de esas tipo mansión antiguas que vemos en las películas, solo que mi atención quedo desviada cuando alguien pedía ayuda. Era una mujer afroamericana en un traje de astronauta, atrapada en la alcantarilla que daba hacia la casa. La auxilie, pero eso me llevo a entrar en la alcantarilla. Algo me motivo a adentrarme en la oscuridad descubriendo pasajes secretos, donde había puertas y en cada una que entraba, habia un ejercito de ratas que solo se quedaban ahí pegadas contra la pared negándose a moverse o siquiera hacer algo. El terror se veía en sus diminutos ojos. Seguí avanzado solo para descubrir que le tenían miedo a una araña mecánica gigante de la que no sé cómo pude escapar; solo sé que me vi en el interior de la casa, donde algo me veía desde la ventana. Pero no era una persona si no un mounstro de forma humanoide de gran tamaño, como de tres metros de altura. El mounstro razonaba y hasta donde supe buscaba un libro que contenía una maldición, la misma que le daba la forma que tenía y que quería romper. Creo que de ahí nació el motivo para comprar ese libro. La sinopsis que leí asemejaba un poco a mi vida, y supongo que creí que podia cambiar si la leía.

Diario de JacoboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora