14 de mayo de 2023.

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Nunca tuve interés por el teatro, y no creo que lo tenga como muchos de ustedes lo tienen. Pero hoy, me tope con El Mercado De Venecia. Vi la película a falta de dinero para comprar el libro de Shakespeare, y... me agrado.

Si participara en una obra, pediría ser el judío usurero. Shylock, ese sería mi papel. Y lo haría porque no habría otro papel que pudiera interpretar con todo el entusiasmo.

Los que leyeron la obra, sabrán que final tuvo Shylock, y aunque fuese en la vida real, seguiría tomando el mismo papel. Porque me identifico con él.

Las personas solemos ser víctimas de la circunstancias. Shylock fue una de ellas.

El mayor crimen que él cometido, fue nacer judío. Y más en un tiempo donde eran los chivos expiatorios para todo mal. Supongo que con las buenas ganancias que la usura dejaba a los judíos, no habría uno que otro cristiano en el negocio. Pero todas las historias necesitan un villano.

Shylock, un prestamista rico, amargado por la vida que lo humillo cuantas veces pudo, no tuvo la fe en esta como para ser un mejor padre, y no orillar a su hija a escapar de casa; y ni siquiera a prestarle el dinero a Antonio sin tener que pedir esa libra de carne en venganza. Pero es esta ultima las que nos motiva.

Muchas personas llegan muy lejos en la vida solo por el deseo de venganza. Saldar cuentas contra aquellos que nos humillaron. Por eso yo pediría el papel de Shylock.

Ver como aquellos cuya vida fue placentera a costa de mi sufrimiento, perdieran toda esperanza, hubiese valido la pena. Hay muchas personas que desearía ver interpretando el papel de Antonio. Verlos desmallarse cuando saque el cuchillo y comience a afilarlo. Lo hubiese valido. Esos minutos que duro el juicio, y al juez no le quedo de otra que avalar el cobro de la deuda. Sin duda, lo hubiese valido. No importa que al final la esposa de Basanio vestida de abogado, me volteara la situación, y que al final fuera yo el que lo perdiera todo. No hubiera importa.

Esos minutos, esos momentos de satisfacción, y de desesperanza para los demás, fueron lo mejor de la obra.

Son esos deseos, los que me dan miedo en mí. Aunque hoy no. 

Diario de JacoboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora