21 de abril de 2023.

8 2 0
                                    

Un lugar tan sentimental como la casa donde pasaste tu infancia debería ser a vista de todos un nido de recuerdos entrañables. Asi lo fue, vaya que asi lo fue. En el patio central me encontré una maceta con un nopal de una variedad que solo se haya al otro lado del país y que mis abuelos se trajeron hace como cincuenta años, cuando podías pasar lo que quisieras por el ferry sin ningún tipo de negativa. Tal vez el ultimo superviviente de esa variedad porque mi hermano un día que quemo basura en la casa de mi abuelo, le prendió fuego a toda la nopalera diciéndole a dios a los últimos vestigios de su voluntad.

Me lo traje a casa porque ahí se iba a secar y no podia permitirlo. Ya muchos veces les falle a mis abuelos y esta seria la ultima vez que lo hago. Aunque mi madre dice que no es una planta de nopal de las que habia en el rancho. Según que era del ultimo inquilino que tuvo la casa. Ese inquilino.

Cuando la deshabitamos, la prestamos por un tiempo hasta que se la rentamos a un cliente de mi madre. Creo que lo hicimos por unos diez años o tal vez menos. En realidad no lo sé, lo que si se es que después de ese tiempo, la casa quedo hecha una ruina.

Recuerdo que cuando nos adentramos en cada habitación, nuestras bocas solo exclamaban maldiciones. La casa estaba llena de basura de todo tipo, y de entre esa basura, las cosas del inquilino. Se entiende que uno pueda ser desordenado, todos lo somos, pero lo que vi, se pareció perfectamente a esos programas americanos de personas acumuladoras compulsivas.

Eso fue el principio, lo que daba coraje en sí, es que la casa se estaba cayendo. Las varillas del techo expuestas. Las paredes llenas de salitre. Los baños llenos de saro. La cocina irreconocible.

Mi madre me dijo que se la habia rentado muy barata porque cuando se la entregamos necesitaba mejoras, como arreglar llaves de los baños, pintar paredes, impermeabilizar, pintar la casa por afuera, y muchas otras cosas que esta persona se comprometió a hacer. Se le dio la confianza porque se tenía buena opinión de él. Don Ramon, una persona trabajadora que no le paraba ni un solo día. Termino siendo igual que el persona del Chavo de ocho del mismo nombre.

Jamás hizo ninguno de esos pendientes, y de paso se retraso en la renta que de por si era baratísima; 1500 pesos mensuales que fácil por la casa que era se podia pedir el triple. La desalojó cuando perdió su empleo y se le acumularon bastantes meses de rentar. Y no menciono nada de los recibos vencidos del agua (6000 pesos que mi madre tuvo que pagar). De paso me entere que pidió prestado a un prestamista y le quedo debiendo 10,000 pesos. Hasta donde sé, se mudó de ciudad a unos 600 kilómetros de aquí. Huyo prácticamente.

Cuando lo pensé asi. Deje de lanzar maldiciones por su irresponsabilidad. Bien podría ser yo. 

Diario de JacoboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora