27 de septiembre de 2023.

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Cosa curiosa de la vida, es que, y gracias al negocio de mi madre, ella conoce a los padres del amor de mi vida. En alguna ocasión, o más bien dicho, cada día, su padre viene a comprar, y hasta donde sé, jamás habían intercambiado más palabras de las que necesitan para pedir y cobrar, más eso no fue así el día de ayer. Mi madre me contó que platicó un poco con su padre, y éste preguntó por mí y mi hermano: sobre dónde estábamos, qué hacíamos, y si ya nos habíamos casado. Preguntas comunes ahora que ya somos mayores y estamos en edad de casarnos, de independizarnos, y de formar una familia propia. Él habló de su hija, que ya tenía 28 años y de que aún no se había casado, pero, sobre todo, de qué ella y yo nos conocíamos. Aquí es dónde me dejé llevar por la ilusión, eh hice honor a los clichés de los animes románticos, donde se insinúa un tipo de relación entre hijos, para que no se queden solos y se hagan una familia. Yo más que nada quisiera algo asi. Quisiera pasar mi vida con ella: verla cada mañana ocupando el escaso espacio de mi estrecha cama, peleándonos por usar el baño, a la hora de hacer el desayuno, de camino al trabajo y de regreso, dandole un escape al estrés yendo un viernes por la noche a un lugar divertido, para regresar a casa medio borrachos y terminar el día uno sobre el otro, seria feliz con eso, pero, y aunque la imaginación se volviera realidad, poco tendría para darle una vida asi. Estoy quebrado, la rechazaría solo para que no perdiera su vida intentando unir las piezas de una taza que jamas contendría una sola gota de café.

Diario de JacoboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora