Cuando mi madre era niña, ella vivía en el pueblo de mis abuelos. Era un pueblo nuevo donde las casas eran de madera y no habia servicios de ningún tipo. No habia mucho que hacer más que ir a trabajar a la carretera que se estaba construyendo. Mi abuelo iba todos los días a traer el pan de cada día, mientras mi madre que era una simple niña que se la pasaba en el terreno de la casa jugando a la hora del té, con un juego de porcelana que le habia regalado mi abuela. Pero no lo hacia sola. Ella tenia una amiga. Todos los días cuando mi abuelo se iba, su amiga se asomaba por la cerca y se veían para jugar. Y cuando mi abuelo regresaba ella se iba corriendo. No sé qué motivos tendría mi abuelo, pero no dejaba que mi madre jugara con nadie. Asi que sus días de juego con su amiga se suscitaron en el mayor secretismo hasta que fueron descubiertas por mi abuelo que le termino dando la regañada de su vida.
Años después, esa misma amiga enfermaría del riñón, y se la llevarían a Guadalajara para que le hicieran un trasplante. Saldría bien de la operación, pero en la recuperación tuvo una complicación que le costo la vida. El retorno de su cuerpo tardaría mas de diez días, donde su hermana que estaba embarazada de algunos meses escoltaría el cuerpo de su hermana solo para que la ambulancia donde iban tuviera una accidente y se volteara. No solo el ataúd de su hermana termino aun lado de la carretera, ella perdió a su hijo no nacido.
Todo fue una conmoción en el pueblo, y era tanta la tristeza que cada hombre presente bebió hasta caer.
Las mujeres por otra parte se hicieron cargo de la difunta y arreglaron su cuerpo para el entierro, vistiéndola con sus ropas más bonitas y maquillándola como a ella tanto le gusta. Todas ayudaron excepto mi madre que no pudo estar presente porque mi abuela no la dejo ir.
Solía tener en ese entonces ataques de nervios que la mandaban al hospital y aun sin estar presente termino yendo al hospital al día siguiente.
Me conto esa historia ahora que descubrió entre sus cosas ese juego de té. Sigue intacto y fue motivo de rememorar viejos recuerdos... de una amiga.
ESTÁS LEYENDO
Diario de Jacobo
Ficción GeneralDiario personal de alguien que bien podría ser yo... aunque también tu, si es que eres tan sincero para escribir la verdad de tu vida.