25 de septiembre de 2023.

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Uno nunca sabe lo que tiene, hasta que lo pierde: así lo vivió de mala gana mi tío. Hasta donde él sabía, tenía un pequeño predio en la playa; nunca se preocupó por él, ni para pagar los impuestos, y ahora, amargamente, se da cuenta de que ya no tiene un terreno en la playa. Lo vendió para casarse hace 20 años, solo que hasta ahora lo sabe, porque en ese entonces mi abuela lo vendió por él. Según con su permiso, y asi fue, pero bueno, la gente suele olvidar a su conveniencia. Y digo a su conveniencia, porque un terreno en la playa suele valer mucho dinero, y tomando en cuenta que se vendió barato, y peor para pagar una boda que no se pudo considerar una boda perfecta, pues... que dire. Lo único que sé, es que hará su berrinche estos días, se negará a entregar el terreno y se desquitará con mi madre que fue la que le recordó amargamente la verdad de las cosas.

Solemos hacer eso cuando presumimos lo que pensábamos tener.

Diario de JacoboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora