11 de abril de 2023

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Siempre es cliché en las novelas juveniles o en las películas, que el típico abusador de la escuela que se cree un ganador termina siendo un don nadie en la vida adulta, mientras que el clásico niño nerd, o los invisibles, como he leído en historias de wattpad, se vuelve una persona exitosa, dueña de su propio negocio o empresa, alguien en pocas palabras.  

Ayer que hablé de mi encuentro con un compañero de la preparatoria que me molestaba, unos lo habrán tomado importancia a que él, después de tanto tiempo, termino siendo un empleado de un supermercado que acomoda abarrotes y cobra el minimo, pero ¿Por qué no lo mencione más? ¿Por qué no lo humille, en vez de pensar en los desagradables recuerdos que el representaba? La verdad es que la ficción siempre se queda lejos de la realidad.  Es verdad, que yo estuve encaminado a ser alguien; al menos alguien de más provecho que un acomodador de abarrotes. Habia estudiado una carrera universitaria hasta graduarme, y habia conseguido un empleo bien pagado nada más salir, pero... esa fue toda la gloria que eh tenido hasta ahora. Estudie zootecnia y no es una carrera tan demanda como lo pueden ser los clásicos doctores o abogados. Al menos en mi ciudad y en buena parte de mi país, no suelen a ver empresas donde publiquen vacantes en las típicas páginas de empleo; en pocas palabras, el único camino era dedicarse a la investigación. Y era el único que tenia a la vista cuando mi contrato en la universidad, donde trabajaba como ayudante académico de mi maestro de tesis venció.

Todo estaba claro y aun asi falle.

Suele pasar cuando no tienes las cosas claras.

Cuando venció mi contrato, sali de ahí bastante despreocupado. Tenia muchos ahorros que según cálculos míos, podia pasar un año sin trabajar gracias a ellos. Asi que no habia prisa. Al menos de conseguir un empleo igual o mejor pagado del que tuve. En ese tiempo el gobierno facilito una beca para los jóvenes y la aproveche para entrar a un centro de investigación de mi ciudad. Me quedaba claro que podia relacionarme en ese entorno gracias a esa beca, para después terminada esta, empezar una maestría, para vivir los siguiente dos años de otra beca, y después empezar un doctorado y vivir otros dos años de la beca, para después, si la naturaleza hacia su trabajo, algún investigador del centro o un maestro con plaza en la universidad se vería forzado a jubilarse por la edad, liberando su plaza para que yo felizmente la ocupe. 

Ese plan perfecto dejo de serlo cuando pensé las cosas por una segunda vez, gracias a una chava que venia siguiendo el mismo camino que yo; estaba graduada de otra carrera universitaria, y me pregunto un día que congeniamos, porque habia entrado a trabajar en ese lugar. Curiosidad nada más, pero no supe darle respuesta.

Mi plan perfecto se esfumo de mi mente y no sabia que hacia ahí. Los meses pasaron y de la nada deje de presentarme. Me fui sin decir adiós.

Esa fue la segunda vez que hice eso. La primera se las cuento otro día.

Diario de JacoboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora