19 de septiembre de 2023.

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Empecé el día normal, haciendo mis labores diarias, pero a mediodía cuando tomaba la computadora y me perdía viendo series o películas, me dieron ganas de llorar. Ahora debo enfrentar una vida de la que huí. Mi madre se hace vieja, tiene un problema de los dientes que hace que le duelan mucho, aunque tampoco es algo catastrófico; solo es un recordatorio de que su salud ira decayendo conforme tenga más y más canas en la cabeza. Eso quiere decir que debo tomar el mando del negocio familiar que solo es un simple mini super ubicado en un buen lugar. Se ha mantenido a flote gracias a eso. Al final de cuentas es mi herencia. Siempre lo odié.

Antes era la casa del novio de mi madre que adaptó los cuartos de enfrente para que se volvieran negocios comerciales de los que hoy en día son nuestro sustento. Pero no lo vi asi cuando era niño. Mi madre nos llevó a vivir a esta casa donde no conocía nada y se me sacaba de mi antiguo hogar que era donde vivi desde que usaba pañales. Era feliz ahí pese a no tener nada y el cambio que fue para bien, nunca fue asi para mí. Al menos no lo quise ver asi.

Lo último que quería era hacerme cargo de este lugar, y pensé que podría salir adelante siguiendo mis sueños y no la necesidad del cobarde. Ya van para cuatro años desde entonces. No eh triunfado, no estoy en camino de lograrlo, ni siquiera eh empezado. Solo escribo este diario con los mocos saliendo de mi nariz cayendo sobre mi camisa, porque estoy recostado en la pared, tecleando la pantalla de mi celular y registrando para ustedes, la vergüenza que es mi vida.

Diario de JacoboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora