Malos ladrones

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Sería una larga noche para nosotros. Le encargamos a Greeb que fuera a robar ropa humana. Ya se que piensan, ¿Si los licántropos se transforman en humanos, como los reconocen?
Bueno, hay muchas razones. Primero, somos bastante más altos, yo no soy muy alta y mido un metro setenta y algo. Segundo nuestro cabello es muy abundante. Ojos fríos y penetrantes. Dientes muy, pero muy grandes y filosos, que además hacían que tuviéramos un acento extraño al pronunciar las vocales y las "s". Otra cosa muy distintiva es nuestro olor. Una mezcla de olor a perro(o lobo, como quieran), pino y grama recién cortada.

Greeb traería ropas holgads para parecer más normales. Además robaríamos el barco en la noche, cuando casi no hubiera gente. Si nos veían... bueno, Thanor se encargaría.

Greeb llegó. Nos vestimos en silencio. Al ser yo la más "bajita", si por alguna razón tuviéramos que aparecer, yo lo haría.

Respecto a nuestro olor... esperemos que el perfume de las ropas humanas lo opacáran un poco. Lo demás quedaba a la suerte.

Luego de cambiarmos, fuimos al puerto. Había un guardia que cuidaba los barcos. Al parecer se ganaba su sueldo mientras dormía. Decidimos robar un barco pequeño. Así se notaría menos y sería más fácil de esconder. Mezth encontró una barca en la que entraramos los cuatro.

Nos dirigimos hacia ella con la protección de las sombras. Yo era la última. No me di cuenta de que un humano pasaba por allí.

-¡Oiga, señorita!- gritó, yo me di la vuelta - ¿Que esta haciendo aquí?

-Bueno... verá yo... No soy de aquí y... estoy... estoy buscando a... - en ese momento se oyó un golpe seco. Thanor al rescate. Lo noqueó de un solo golpe.- Gracias-dije.

- No podemos dejarlo aquí tirado. Mezth, ayudame.- susurró.

- Ya voy. ¿Qué hacemos para disimularlo?

-Ya sé. Ponle esto en la mano y dejalo semi-sentado por allí. - dije dándole una botella de ron que estaba tirada en el piso.

- Buena idea. Rápido, antes de que despierte.

Cuando terminamos, fuimos con Greeb que ya casi tenía todo listo para partir. Subimos y, aunque algo apretados, logramos caber todos. Ya acomodados, Thanor empezó a remar. No había pasado ni media hora y una masa de antorchas apareció en el muelle. Entre la gente, logré distinguir al tipo que me vio hace un momento en el puerto. Se comenzaron a subir a un barco, mucho más grande que el nuestro.

- ¿No lo noqueaste?- le pregunté a Thanor

- Sí, pero... no se, quizá no lo golpié tan fuerte... no quería matarlo.

-¡Se están subiendo a un barco! ¡Rema más rápido! ¡Ayudemoslo!-los demás comenzamos a remar con las manos, pero erá inútil, ya casi nos habían alcanzado.

-¡Lo sabía! ¡Esos malditos licántropos intentaron asesinarme!- gritó el hombre que me habló solo unos momentos antes.

-¡Hay que saltar!- ninguno de los cuatro lo pensamos dos veces, en el momento que Greeb gritó eso, todos saltamos al agua.

Los Humanos comenzaron a disparar flechas hacia el río. El agua estaba muy turvia y fría. Aún así, nadamos por debajo del agua esquivando las flechas hasta donde nuestros pulmones resistieron. Aunque nos arriesgabamos a que nos vieran salimos a respirar. Nos habíamos alejado unos cuantos metros del barco. Sin darnos cuenta, habíamos avanzado un poco hacia la orilla. Nadamos lo que me parecieron horas, los humanos ya se habían largado. Mis piernas comenzaban a cansarse.

Al alba, llegamos a la orilla. Me sentía mal, con frío y con hambre.

- Recuerdenme jamás volver a ofrecerme para un misión de búsqueda.-dije- Espero encontrar a ese mensajero pronto.

-Yo también. -respondió Greeb.

- Sí, hemos llegado muy lejos por alguien del que apenas sabemos su nombre.- es raro, casi morimos hace un momento y ahora nos estábamos riendo como si nada, los dos que antes habían sido unos desconocidos para mí ahora eran mis amigos y mi protector había vuelto de la muerte para ayudarme, quizá no todo fuera tan malo después de todo.

CorreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora