Masacre

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El resto del camino no hubieron accidentes. Me estaba preparando sicológicamente para ver a mi padre. Con mi ausencia, tal ves podríamos empezar otra vez. Pero no, no fue así.

Al llegar lo único que quería era despertar de esa pesadilla. La nieve estaba teñida de rojo. Cadáveres desperdigados por el suelo. Los cuervos y aves carroñeras, deprimían aún más el lugar con su presencia. El escenario parecía ser sacado de los mas horribles pensamientos de un asesino. Algunos ya estaban comenzando a podrirse, otros les faltaban los miembros. No habían perdonado a los ancianos o mujeres(aunque nosotras hacemos todo al igual que los hombres, a diferencia de los Humanos), tan siquiera los pocos cachorros que habien en nuestra manada.

Todo, todo, todo.

Mierda, y de la peor.

No habían sido los Licántropos del Sur, o cualquier otra manada. Eso seguro. Los rastros de la crueldaad humana estaban por doquier. Flechas, lanzas, dagas...
De seguro no tenìan intención de ocultar nada.

Malditos. Yo no era la única que atravezaba un trauma. Los demás tambien estaban afectados. En especial Thanor. Nuestra niñez tuvo lugar allí, no fue la mejor, pero fue alegre y feliz.

Anitsirc vomitó.

-Busquemos sobrevivientes...-dijo Thanor.

-No los hay.-dije- Los hijos de puta los mataron a todos... Aún así, quiero saber como Ancor exhalo su último aliento...

Nadie se opuso. El primer paso que di fue terriblemente doloroso. El segundo, una agonía. Caminar entre los cadáveres, una tortura.

A medida que avanzaba, breves recuerdos y memorias pasadas pasaban por mi mente fugazmente. Era dificil ver las caras de los cadáveres, pero la de mi padre era totalmente inconfundible para mí.

Murió luchando. Así debía ser, cualquier lider hubiera dado su vida por su gente.

Estaba en su forma de lobo al igual que todos. Una daga penetraba su costado derecho. En el lugar donde debería estar su ojo izquierdo, solo había una cuenca vacía. Otras dos flechas atravesaban su lomo, a la altura de la columna. Heridas profundas dejaban al descubierto sectores de carne y músculo. Encima de todo, por primera vez desde que tengi memoria, su cara tenía una expreción de paz total. Si no fuera por las heridas, hubiera jurado que estaba sumido en un profundo sueño.
No se cuanto tiempo me quede allí. Las lágrimas emanaban de mis ojos, pero mi rostro no mostraba expresión alguna. Tampoco me dí cuenta de cuando Thanor se paró a mí lado. Mi mente vagaba por lugares lejanos, fuera de este mundo.

-Yo... Lo siento.-dijo Thanor.

-No lo sientas, nadie revivirá aunque el mismísimo rey Evans se pare ante nosotros y se disculpe.-dije.

-No hemos encontrado nada. Greeb encontro a su madre, esta velando por ella. Mezth no se sentía comodo aquí, así que fue con Anitsirc a buscar alguna yerba que dejara de hacerla vomitár. Los demás siguen buscando sobrevivientes...

-Que hagan lo que quieran.

-Leire... somos solo cinco vagos, pero somos lo único que queda de los Licántropos del Norte. Necesitamos a alguien como tu padre. Sabes lo que eso significa.

-Tu eres un alfa, haslo tú...

-No.

-Yo soy una cazadora, solo los alfas pueden ejercer el cargo. Mi padre quería que yo fuera una alfa pero me rehúse. Ahora comprendo por que tanto drama por ello...

-Los tiempos cambián. Solo piensalo...

-Luego de hacerle los debidos respetos a mi padre, lo pensaré. Pero no prometo nada, además sabes que es algo imposible.

CorreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora