Despertar

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El efecto de lo que sea que me dieron fue disminuyendo poco a poco. Logré abrir los ojos. Desperté en una especie de cámara de piedra, tarde unos momentos en recordar lo que había pasado. El secuestro. El hombre que olía a podrido. La pelea... Todo había sido causa de la pelea, eso me pasa por haber despreciado a Thanor. Puto karma.

Minutos después me incorpore y comencé a inspeccionar la habitación. Había una sola puerta de lo que a mi parecer era roble y refuerzos de hierro un poco oxidados por el tiempo. Aparte de eso, solo encontré cuatro esquinas mugrientas y llenas de polvo. Esperé una media hora y di vueltas y mas vueltas por el lugar hasta que me cansé. Tal vez, podría intentar forzar la puerta y con algo de suerte, esta bien mucha suerte, lograría que cediera.

Golpee la puerta, la rasguñe, mordí las bisagras, luego intente aflojarlas en mi forma humana (hacía tiempo que no me transformaba a mi forma humana, fue muy raro), luego la seguí golpeando, empujando, pateando, entre otras cosas hasta que quede sin aliento. Conclusión: la maldita puerta no puede abrirse desde dentro. Quien sea el que me metió allí no quería que saliera.

No podía seguir encerrada allí, quería salir, necesitaba salir. Comencé a sentir un poco de hambre, aunque no era insoportable se hacía notar. Ya habían pasado unas horas desde que había despertado, de pronto oí unos pasos. No pude definir bien de que criatura provenían. Los pasos cesaron. Un ruido y un golpe seco.

La puerta se abrió lentamente. Me puse en guardia, lista para matar o morir. Mil cosas pasaban por mi mente, no estaba preocupada hasta ese momento. Dos siluetas en el umbral de la puerta. Un Humano y...¿Dos licántropos? Nada bueno. ¿Más prisioneros, quizá? No lo se.

Al parecer no. Definitivamente ese era un Humano, no un licántropo en su forma humana, eso seguro, era un Humano, totalmente segura. El pelo de mi lomo estaba erizado, uno de los licántropos se me acerco. Pelaje negro azabache, aún más negro que el mio, tanto así que tenía destellos azul oscuro y en serio, enorme, colosal dos veces mi tamaño y físico inigualable. Detrás de él estaba otro licántropo, pelaje normal, el clásico, también colosal pero no más que el licántropo negro. Por ultimo el Humano. De tez medio bronceada, cabello castaño claro aclarado posiblemente por el sol y musculatura a flor de piel, calculo que tendría unos veintisiete años, treinta máximo, cosa que no creo.

Cuando el licántropo negro estaba a mitad de camino, comencé a advertirle que parara de aproximarse con gruñidos, posiblemente yo no era más que una hormiga para él, de igual forma izo caso a mi advertencia y se detuvo.

-Bienvenida Leire. -me dijo, su voz era grave y muy profunda.- Lamento el trato del que has sido víctima, pero fue necesario para traerte ante nosotros.

-¿Quienes son ustedes? ¿Que estoy haciendo aquí?-pregunte, intenté disimularlo pero estaba asustada y muy nerviosa.

-Veo que tienes muchas dudas, es comprensible. Mi nombre es Dart y soy el que manda aquí. Mi compañero Ferwaf es mi segundo y ese amigo aquí es Axel.-señalo al Humano- En cuanto a que es lo que haces aquí, es algo complicado, pero puedes estar tranquila de que no te haremos daño, eres una de los nuestros.-le lancé una mirada fugaz a Axel.- Él tampoco tratara de hacer nada en con contra de tu bienestar físico o mental, te lo garantizo.

No lograba captar mucho de lo que Dart me decía, era demasiada información la cual asimilar, y sobre todo lo que más me extrañaba era que es lo que hacia un Humano con licántropos. ¿Acaso Dart y Ferwaf eran traidores? No importa cuan convincente sonara Dart no confiaría en ellos hasta que logrará confirmar que en verdad estaban de nuestro lado.

-Imagino que tendrás hambre, te explicaré todo mientras comamos si estas de acuerdo.

Dude un segundo. Si íbamos a comer me sacaría de la cámara y si intentaba algo podría escapar. No perdía nada por ver que sucedía.

-Sí, eso me agradaría.- dije por fin y seguí a Dart hasta la puerta, quien sabría lo que me deparaba el destino.

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