Todo iba tan bien...

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Al caer la noche, Shandu, Anitsirc y yo fuimos a cazar. Me sentía más contenta al no ser la única cazadora. Aunque todos los licántropos sabemos cazar, los que nos dedicamos a ello somos más rápidos y efectivos. Tuve que decirle a Thanor que no podía ir con nosotros, ya se estaba acostumbrando.
Anitsirc era una excelente cazadora, Shandu también.Anitsirc tendría mi edad y Shandu no era mucho mayor que yo, solo dos o tres años, cálculo. No hay muchas presas fáciles en la noche, pero encontramos un enorme ciervo, uno de los más grandes que haya visto. Su cornamenta debía medir metro y medio. No me sentí segura de que pudiéramos cazarlo, no con un grupo tan pequeño.

-Quizá debamos dejarlo...-susurré.

-No. Estoy muriendo de hambre. Podremos con él.-dijo Shandu.

-Sí. Mi primo y yo hemos cazado alces cerca de las montañas. Son como los ciervos, pero mucho más grandes. Confía en Shandu.- intento convencerme Anitsirc.

-Si ustedes pueden, yo también... creo.

-¡Bien dicho! Anitsirc y tu lo atacaran por detrás, cuando intente escapar yo lo acorralaré. ¿Entendido?

-Sí.-respondimos Anitsirc y yo al unísono.

Shandu se fue a ubicar al frente del animal escondiéndose en los arbustos. Comenzamos a asecharlo. Ya se había dado cuenta de que estabamos allí. Se veía nervioso.

Anitsirc atacó primero por el flanco izquierdo. Luego yo por el derecho. Shandu apareció segundos después delante del ciervo. Mi objetivo siembre era llegar al cuello, pero al parecer los planes de Shandu y Anitsirc no eran los mismos. Comenzaron a atacar las piernas y costados del ciervo. Shandu lanzaba mordiscones hacia la cabeza y la cara , pero mantenía una distancia prudencial por los cuernos que poseía. Empezé a imitarlos. No funcionaba. No era mi estilo. Estaba recibiendo muchas patadas.

Dejé de intentar técnicas que no conocía. Salté sobre el ciervo y me quede colgada(literalmente) de su garganta. Poco después tuve que soltarlo. Casi caigo encima de Shandu. El ciervo se desangraba rápidamente. Pronto se desmayaría. Comenzó a correr torpemente. Lo dejamos.
A los pocos minutos cayó tendido al piso. Me sentía orgullosa de mi misma. Si no fuera por mi, todavía seguíariamos cazando. Shandu me impresionó.

Arriesgaba su vida mientras le hacía frente al ciervo caído. Tenía un par de cortes en la cara, pero nada grave. Anitsirc fue a buscar a los demás. Ni en nuestra forma "humana" hubiéramos podido cargar con él, siquiera levantarlo.

-Ustedes si que tienen una extraña manera de cazar.-le dije a Shandu.

-No siempre cazamos así...¿Por qué?-contestó él.

-¿Es una broma? Esa cosa tenía como dos metros, ¿por que lo atacaban desde abajo?

-Mira,-izo una pequeña montañita de nieve.- supongamos que esta montón de nieve es el ciervo. Si le quito nieve de abajo-dijo mientras lo hacía. - su base se debilita y caerá.-así pasó con la montañita.

-Pero yo lo intente y casi me mata a patadas, así que fui a su cuello. ¿No es lo más razonable?

-Recuerda, nosotros cazamos alces, cabras monteses y a veces, si la necesidad es mucha, osos. Pero como dije, no siempre Cazamos así, muchas veces lo hacemos como tú. Aunque cuanto más grande es la presa, mayor es el riesgo.

-Nunca he cazado un oso...

-Es mejor que no lo intentes.

-Que alentador.-los dos reímos.

-Ha sido una buena caza, eres talentosa.

-Gracias, tu también.
Vimos a Anitsirc y los demás acercándose.

-Al fin.- dijo Shandu.
Nos dedicamos a comer. En menos de una hora no quedo ni rastro de que el ciervo existió. Nos habíamos demorado demasiado.

Comenzamos a correr río abajo. No pensé que Fhumbur lograra seguiremos el paso, pero ni siquiera dio muestras de cansancio.

Al alba ya estábamos lo suficientemente lejos de la Gran Fortaleza de Berph para poder ir con un poco más de tranquilidad. Al caer la tarde nos faltaba poco para llegar al lago.

Hablé con Shandu una buena parte del camino. Intercambiamos conocimientos sobre diversas técnicas de caza y anécdotas. Thanor se veía irritado. Al parecer no le agradaba la idea de que yo pasara tiempo con Shandu. Era la primera vez que veía a un alfa celoso. Por más que quisiera a Thanor, no iba a apartar a mi nuevo amigo por eso.

Thanor, al ver que no podía hacer nada decidió unirse a nuestra conversación. Me incomodaba que todo el tiempo estuviera así. Antes de nuestro reencuentro no era tan sobre protector, he incluso se ponía a escuchar que hablaba yo, con quien, donde y sobre que. Ahora era yo la que se estaba irritando.

-Miren hacia atrás...-dijo Shandu. Mezth y Anitsirc estaban riendo y conversando, pero de una manera distinta. Había un brillo especial en los ojos de ambos.

-No puede ser.-dije.- Se ven tiernos, ¿no es así?

-Hace tiempo que no veía a mi prima tan feliz, desde la muerte de sus padres y su hermana nada ha sido igual para ella. Mi padre y el suyo eran muy amigos, nosotros nos criamos juntos, somos más hermanos que primos.

-Lo siento por ella.

-Sí, estos son tiempos difíciles...

-Es una pena.-dijo Thanor.-Pronto cada uno ira con su manada.-eso iba más dirigido a Shandu y a mí que a Anitsirc y Mezth.

-Nunca se sabe mi amigo, nunca se sabe...-dijo Shandu.

-Me pregunto porque los Humanos no los asesinaron cuando pudieron.-dije cambiando de tema.

-Los Humanos se divertían al torturarnos, pero más que nada disfrutaban privandonos de nuestro único deseo... volver a ser libres.

-Creo que es más que eso.-dije.
-Esos Humanos son muy extraños. Nunca se sabe que planean en esas sucias mentes retorsidas.

Los siguientes cinco días seguimos viajando, evitando pueblos, comerciantes, caminos, o cualquier cosa relacionada con lo humanos.No queríamos más aventuras por el momento. Fhumbur era solitario, pero me entretenía hablar con el de a ratos. No me gustaba verlo tan solo. El anciano divariaba a veces, es cierto, pero igual tenía un alma bondadosa e historias que a todos nos entretenían.
Lo peor pasó luego. Ojalá que nunca hubiéramos llegado a la manada. Ojalá que nunca nos hubiéramos ido. Ojalá que nunca hubiéramos visto lo que vimos ese maldito día cuando volvimos a casa, o lo que quedaba de ella...

CorreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora