Capítulo 6 - Parte 2/2

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Siempre di ‘sí’ al momento presente. ¿Qué podría ser más inútil, más loco, que crear resistencia interna a lo que ya es? ¿Qué podría ser más loco que oponerse a la vida misma, que es ahora y siempre ahora? Ríndete a lo que es y di sí a la vida, y mira cómo la vida de repente comienza a funcionar contigo en lugar de contra ti. - Eckhart Tolle.

***

Una vez en el interior ella presiono el botón de la última planta y murmuró:

—¿De verdad piensas dormir en mi habitación?

—Dormir es lo que menos me apetece… —aclaró pegándose a su espalda y mordisqueándola la oreja — ¿Siempre te hospedas en suites?

—No siempre, pero si la mayoría. Me gusta estar cómoda, sobre todo si voy a pasar una larga temporada en esa habitación. No es por menospreciar las habitaciones dobles, pero la calidad del colchón se agradece…

Enzo se aproximó tanto a ella que su erección quedó completamente oprimida con el trasero femenino y como colofón, deslizó la punta de la lengua por la base del cuello, provocándola un intenso gemido que, de no estar solos, no hubiera pasado desapercibido para el resto de los huéspedes.

—Enzo… —boqueó con nerviosismo.

—Dime preciosa…

—Estamos en un lugar público.

—¿Y desde cuando eso ha supuesto un problema para ti o para mí?

Nunca, se dijo así misma conmemorando cada encuentro vivido con el Dios del trueno. Enzo dirigió la palma de su mano por el vientre de la mujer y con agilidad se coló por la goma de su falda hasta tocar la prenda intima que ocultaba su intimidad. Gruño hambriento de ella y con ansia palpó los labios vaginales que comenzaban a tener cierta humedad. Inmediatamente apretó hasta posicionarla donde quería, con sus nalgas oprimiendo su duro e incipiente pene, donde se frotó deseoso de llegar a mucho más. La puerta del ascensor se detuvo en la planta correspondiente y cuando esta se abrió, Kiara suspiró y antes de volver a separarse de aquel hombre que la llevaba al paraíso y al infierno a partes iguales, susurró:

—Recuerda que soy una mujer casada.

Él apretó la mandíbula cuando se hizo la distancia entre ambos. Casada, comenzaba a odiar tanto esa palabra que tuvo que oprimir un grito de frustración. La siguió pensativo mientras que su erección amenazaba con pasar a mejor vida, pues saber que Rodrigo formaba parte de ella lo destrozaba. Kiara abrió la puerta del dormitorio e introdujo la tarjeta en la ranura correspondiente para que las luces se encendieran. Inmediatamente, frente a ella, apareció una habitación bastante amplia, con un salón que complementaba el espacio destinado para dormir. Avanzó con decisión hasta la mesa central, donde depositó su bolso. Una vez allí, contemplo todo a su alrededor, tal y como solía hacer cada vez que salía de viaje, con una única diferencia, aquella vez no estaba sola. Finalmente se encamino hasta un enorme ventanal, donde corrió la cortina y se asomo para ver la ciudad entera alumbrada a sus pies.
Enzo dejo ambas maletas a un lado del suelo y se sentó con aplomo en el borde de la cama. Algún día, la haría suya en aquel enorme ventanal, se dijo así mismo. Era tarde y él, que apenas había pegado ojo durante el vuelo, estaba derrotado, por no hablar de la notable diferencia horaria a la que se habían expuesto, por lo que luchar contra Kiara era lo que menos le apetecía en aquel momento. Se dejó caer sobre el colchón y soltó todo el aire acumulado. ¿Quién era él? Se preguntaba Kiara que le observaba con atención en el perfecto reflejo del ventanal. Su rubio la hubiera abordado sin pensárselo dos veces y la hubiera desnudado frente a los vecinos cotillas que quisieran disfrutar del espectáculo, sin embargo, allí estaba él, postrado en la cama y con una más que evidente erección que a juzgar por el abultamiento de su pantalón iba menguando.

Bailando con el amor | Erótica + 18 | Parte 3/4 Completa ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora