Capítulo 25

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Ve con confianza en la dirección de tus sueños. Vive la vida que has imaginado. - Henry David Thoreau.

***

Kiara se despertó y sin poderlo evitar dirigió una intensa mirada al hombre que dormía a su lado completamente desnudo. Algunos mechones de su rubia melena caían por su rostro, cubriendo parte de sus facciones… ¿Y si Briona tenía razón? Se preguntó contemplándole. Con delicadeza acarició la mejilla cubierta por una pequeña capa de barba. ¿Cómo habían llegado a aquello? Se levantó con pereza, se arregló y se acomodó en una mesa del salón. Tenía mucho que hacer, pero lo haría desde la distancia, al menos esa era una de las ventajas que tenía el ser dueña de la empresa. ¿El motivo de su reclutamiento? Había dos; uno, tenía miedo de volver y enfrentarse a la realidad y dos, quería aprovechar que Enzo tenía el día libre para pasar algo más de tiempo con él. Estaba claro qué regalarle un poco de su tiempo era de lo poco que podía hacer en aquellos momentos.

Empezó la jornada revisando el centenar de correos electrónicos que tenía. Un día y medio, habían pasado tan solo treinta horas desde el incidente y su buzón echaba humo. Activo el desvío de llamadas y se colocó un pequeño dispositivo en la oreja para poderlas recepcionar con comodidad. Cuando Priscila inició su jornada le notificó que trabajaría desde casa y se puso manos a la obra. Tenía una empresa de la que encargarse.

Enzo se desperezó mirando el hueco vacío en la cama. Jamás había convivido en pareja, despertarse solo era su pan de cada día, pero desde que lo hacía con Kiara aquello era una tortura. La echaba de menos y sufría cuando era él quien se marchaba. Se colocó el pantalón del pijama ignorando la erección matutina que lo albergaba y se encaminó al exterior. En cuanto abrió la puerta la escuchó hablar y primeramente pensó que tenían visita, pero enseguida comprendió que no era así, pues solamente le llegaba la dulce voz de Kiara y no el de su interlocutor. Bajo con lentitud las escaleras hasta que la visualizó acomodada en el escritorio, con una falda de tubo, una blusa roja y un pequeño moño que la hacía tremendamente follable. En su oreja izquierda lucía un auricular por el que intuía se estaba comunicando.
Ella lo vio desde la distancia y aunque continuó hablando le saludó con una preciosa sonrisa y un movimiento de mano. Enzo todavía más excitado se aproximó y depositó un cálido beso en la frente de Kiara para después desviarse a la cocina a por un café. Era la primera vez que ella se quedaba en casa y temía que la razón tuviese nombre y apellidos. Necesitaba que Kiara continuase con su vida, no que retrocediera por un acto de un imbécil sin escrúpulos. Se colocó en un sillón frente a ella con la humeante taza de café entre sus manos y se dedicó única y exclusivamente a observarla. Kiara respondía al Señor Hockins casi de manera autómata, estaba acostumbrada a las revisiones del rubio, pero literalmente se la estaba comiendo con la mirada.

—¿Piensas quedarte ahí toda la mañana? —preguntó divertida tapando el pequeño auricular.

—No tengo nada mejor que hacer…

Enzo apoyó la espalda en el sillón y separó las piernas, mostrando el ostentoso bulto que presionaba la tela elástica. Kiara puso los ojos en blanco y trató de llevar su atención a otro punto que no fuese la polla del policía. ¡Eureka! Dio con el email que la daría algo de tregua y lo reenvío de inmediato.

—Mira tu correo —vocalizó sin pronunciar palabra alguna.

Él obedeció. Trasteó en el teléfono móvil y esperó a que la bandeja se actualizará para poder visualizar eso que tanto interés tenía Kiara en que viera. En cuanto lo vio sus ojos se agrandaron de inmediato. Era el dichoso video de las cámaras de seguridad. Rápidamente pulsó en el archivo y dejó que se reprodujese. Todo sucedió tal cual Kiara se lo había relatado hace dos días, pero verlo le quemaba la sangre. El video no tenía audio, aun así no era necesario, ver su actitud, como la agarraba, la violentaba contra la ventana y la besaba le asqueó de manera inhumana. Después se vio así mismo, enfurecido y a punto de estamparle el primer golpe hasta que todo se vio reducido a la nada, donde se permitió consolar a la empresaria en un sentido abrazo que quedaba casi fuera de visión de la misma.

Bailando con el amor | Erótica + 18 | Parte 3/4 Completa ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora