Capítulo 44 - Parte 3/3

396 32 56
                                    

Al final todo saldrá bien, y si no sale bien, es que todavía no es el final. - Anónimo.

***

En otro lado del banquete...

Dorian accedió al pequeño cuarto que prácticamente lucía vacío. Este posiblemente no llegaba ni a quince metros cuadrados y era utilizado por el dueño del restaurante como almacén. En épocas de bodas se prestaba a los novios para que almacenarán y guardarán lo que precisarán durante el evento, facilitándoles una llave, de la que lógicamente él estaba haciendo uso con orgullo. Melanie miró atónita el espacio en el que, únicamente, había una mesa alargada y sin poderlo evitar sonrió.

-Dime que tienes más trucos como el de la falda y tu vestido se sigue desmontando con facilidad.

-Dorian, no soy un transformer.

Ante aquello y sin tiempo que perder, la subió al canto de la mesa, quedándose sentada en el borde. Realmente su vestido no traía mucho misterio, al menos, no sin la falda larga, ya que la que quedaba era una mucho más corta, sin embargo, la parte superior que era completamente de pedrería traía una hilera de botones interminables en la espalda que, sin duda, le haría perder mucho tiempo.

-Eres consciente que si fuera por mí te lo rompería, ¿Verdad?

Melanie simplemente lo lapidó con la mirada. Dorian se había permitido el lujo de destruir gran parte de su lencería, pero se negaba a que aquella maravilla que tanto había costado se echase a perder. Ella sintió como las manos del hombre se colaban entre sus muslos, lo que la hizo abrirlos para facilitarle el camino.

-Bolsillo interior izquierdo -murmuró Dorian ciego de pasión al descubrir la humedad de su mujer.

-¿Qué?

-En la chaqueta. Bolsillo interior izquierdo -insistió sin querer sacar las manos de donde las tenía.

La bailarina desabrochó los botones del traje para tener un mejor acceso e introdujo la mano en el bolsillo indicado. Tocó y removió la mano en su interior, encontrando únicamente un bolígrafo. Lo sacó, preguntándose qué quería hacer su marido con aquello y se lo entregó de inmediato. De pronto, él giró uno de los extremos y un pequeño zumbido llenó la habitación.

-¿Has estado todo el día con eso ahí metido? - Él la miró con picardía, respondiendola en silencio - ¡Increíble!

-Cariño, te dije que te sorprenderías.

Dorian, consciente de que el tiempo les apremiaba dirigió la parte vibratoria a la intimidad de Melanie. Inmediatamente vio como daba un pequeño respingo y como sus mejillas tomaban ese color rojizo que tanto amaba. Melanie jadeó expectante. ¡Su marido se había casado con un vibrador en el bolsillo! Había visto y conocido algunos de esos juguetes que simulaban lo que no era, como por ejemplo un pintalabios o incluso una linterna, pero jamás había visto algo tan pequeño. Y aunque la vibración no era como la de los más grandes, si lo colocabas en el punto indicado, el placer era extremo y el abogado sabía dónde y cómo utilizarlo.

-¿Lo sientes morbosa?

Melanie incapaz de hablar asintió con la cabeza. Sentirlo era poco. Estaba a punto de explotar como un volcán y todo eso con tan solo tocarla por encima de la ropa interior. Parecía imposible, pero con el Moore nada lo era.

-Te quiero. Te quiero con todas mis fuerzas -confesó Dorian instantes antes de besarla.

Aquel conjunto de besos les incendió más, tanto que Dorian sintió una extrema necesidad por colarse dentro. Necesidad que claramente también sintió ella pues con rapidez y agilidad dirigió sus manos al pantalón del hombre para desabrocharle. Él no la paró, al contrario, la ayudo con la tarea e hizó a un lado el escueto encaje blanco que llevaba. A continuación, se colocó de tal manera que la punta tocó la entrada empapada. Cuando se disponía a entrar, Melanie lo frenó enredando sus dedos en la melena del hombre y tirando hacia atrás, forzándolo a mirarla.

Bailando con el amor | Erótica + 18 | Parte 3/4 Completa ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora