Epílogo

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Solo se vive una vez, pero si lo haces bien, una vez es suficiente. - Mae West.

***

Dorian había rentado una preciosa villa que prácticamente daba a pie de playa. Su luna de miel estaba siendo mejor de lo esperado, pues a pesar de que él había viajado en incontables ocasiones, Melanie no y ver cada reacción de ella era especial. Ambos habían quedado fascinados con las cataratas y su escapada a España, pero lo que más estaban disfrutando era de la tranquilidad y la paz que se respiraba en Cancún.

El tiempo pasaba y desgraciadamente les quedaba menos días para retomar su normalidad y su vida en New York, concretamente cuatro, por lo que el abogado necesitaba ponerse un poco al día y ordenar su agenda para su regreso. Sabía y confiaba en que Gardenia estaba haciendo un gran trabajo en su ausencia, pues a pesar de que intentaba conectarse lo menos posible, aprovechaba algunos minutos para revisar la situación de su empresa. Minutos que a Melanie últimamente le parecían horas.

Ella no había sido menos. Se había mantenido en contacto continuo con Jhonny para saber si tenía algún problema con la academia y por supuesto con su vida amorosa. Él apenas quería profundizar en el tema y estar a miles de kilómetros no la ayudaba a indagar demasiado, por lo que sabía que a su regreso tenía una visita importante que hacer. Sin embargo, desde su llegada a Cancún, y bajo petición del mismo bailarín, se había desconectado del teléfono. Necesitaba desconectar del mundo exterior, cosa que Dorian no estaba haciendo en ese preciso momento.

Él se había acomodado en una mesa del jardín, había encendido el portátil y con la ayuda de una agenda estaba tratando de reorganizar su regreso. El calor era sofocante y Melanie, al ver al abogado sumergido por completo en su trabajo, se vio tentada a trazar un plan. Dorian estaba maravillado con los números y las cifras que el bufete había conseguido en el último año, por lo que se apuntó como tarea revisar las nóminas y salarios de todos sus trabajadores. Estaba claro que ellos tenían mucho que ver con los resultados tan positivos que estaba obteniendo y pensaba recompensarlos. Estaba visiblemente concentrado en su tarea, tanto que ignoró el hecho de que Melanie pasará por su lado para dirigirse a la piscina que tenía justo enfrente. Lo que no pudo ignorar fue cuando la bata celeste que portaba tocó el suelo. Irremediable desvió la mirada y lo que vio le cortó la respiración.
Todas las tardes se había acostumbrado a aquella rutina e incluso empezaba a plantearse hacer una piscina en su jardín, pues ver a Melanie sumergirse en el agua era un deleite. Sin embargo, en esta ocasión lo hizo salivar de más. Ella estaba completamente desnuda y sus nalgas que salían sinuosas sobre el agua lo demostraban. Se acomodó en la silla y visualizó como la mujer nadaba. Era como una sirena capaz de embaucarlo con su canto, aunque en esta ocasión era su cuerpo el que hacía peligrar su inestabilidad y, su pene, que comenzaba a reclamar atención, lo reforzaba.

Cuando la bailarina se dio la vuelta y lo vio tan interesado en ella, no lo dudó. Colocó los pies en el fondo de la piscina y permitió que se deleitará con sus pechos que sobresalían del agua. Dorian sonrió, intuyendo que lo que verdaderamente quería su esposa era llamar su atención. Cosa que evidentemente había conseguido o al menos así lo demostraba el abultamiento que a poco estaba de hacer estallar su bañador. Con la palma de la mano apretó la zona endurecida, esperando más. Melanie avanzó hasta las escaleras y subió lentamente, creando una imagen de lo más provocadora, pues el agua caía por su cuerpo desnudo hasta su vulva para después continuar bajando.
El abogado deseó abalanzarse sobre ella, pero prefirió esperar y ver que era lo que la mujer tenía en mente. Únicamente se permitió bajar la tapa del portátil y echarlo a un lado de la mesa para que supiera que tenía toda su atención. Atención que se vio interrumpida por un sonido en el teléfono de Dorian que ambos reconocieron al momento. La alarma de la casa de New York había saltado, hecho que preocupó enormemente al Moore, así que con rapidez desbloqueó su terminal. Al parecer la estancia que había sido "asaltada" era nada más y nada menos que el sótano. Melanie se fue acercando con cierta preocupación en lo que Dorian revisaba las cámaras de seguridad. Lógicamente el ladrón estaba accediendo por la puerta exterior, ya que en el resto de la casa no había saltado la alarma, así que miró con atención las escaleras que daban a esa entrada y lo que vio le enfadó aún más.

Bailando con el amor | Erótica + 18 | Parte 3/4 Completa ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora