Capítulo 14

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Exponte a tu miedo más profundo; después de eso, el miedo no tiene poder, y el miedo a la libertad se encoge y desaparece. Eres libre. - Jim Morrison.

***

Kiara aún no se lo podía creer. Enzo había estado durante dos largos días insistiendo con aquello, hecho que la llevó finalmente a acceder. Aquel era el motivo por el que se encontraba en el Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas, tomada de su mano mientras se encaminaban a la puerta de embarque. Y sí, iban sujetos como una pareja cualquiera, aunque ella iba parapetada tras el fornido cuerpo del policía que prácticamente la arrastraba por los pasillos. Irremediablemente miró a cada lado, fijándose en los distintos viajeros que avanzaban con una amplia sonrisa dispuestos a disfrutar de unas estupendas vacaciones o algún que otro viaje de negocios, pero… ¿por qué ella no era capaz de sonreír de igual modo?

Lanzarote, aquel había sido el lugar escogido por Enzo para pasar unos días de absoluta o, mejor dicho, aparente tranquilidad, pues los nervios de su acompañante lo traspasaban como un intenso calambre dispuesto a chamuscarlo de un momento a otro. Los viajeros se apilaban en la puerta de embarque esperando a que revisaran la documentación y les invitasen a avanzar. Estaban a unos metros de tener su ansiada libertad, de no tener la necesidad de esconderse y en cambio, Kiara pareciese que quisiera recular a cada paso que daba.

—¿Podrías tranquilizarte? — Le preguntó él con cautela.

—Enzo, alguien podría vernos —expuso con el corazón a mil por hora.

—Vivimos en New York. ¿De verdad piensas que alguien de Lanzarote va a reparar en una simple pareja que se dispone a disfrutar de unos días libres? Además, te recuerdo que Dorian se esta encargando de tu divorcio. No te ata absolutamente nada a ese hombre, mucho menos…

—Chis… —pidió bajando la voz — Sé que tienes razón y que no debo guardar ningún tipo de respeto o celibato, pero si esto llegase a los oídos de Dorian o de mi familia… ¿Acaso sabes en el lio que nos estamos metiendo?

—Solo sé que quiero tomar ese jodido avión, llegar a Lanzarote y disfrutar de ti en el significado pleno de la palabra —afirmó con rotundidad.

La fila comenzó a avanzar ante los ojos del rubio que comenzaba a sospechar que su viaje había finalizado cuando tan siquiera había empezado. ¿Por qué Kiara tenía que darle tantas vueltas a todo? Chasqueó la lengua molesto por el silencio de la mujer…

—Vamos, cambiaremos los billetes para regresar a New York —murmuró sujetándola del brazo para iniciar un leve trote.

—¡No! — Ella frenó en seco, impidiéndole avanzar — Escúchame bien Enzo Farrell, pienso coger ese maldito avión y pasar los mejores días de mi vida contigo, pero debemos ser cautelosos — Automáticamente una enorme sonrisa apareció en el rostro del hombre que prácticamente luchaba contra sus instintos de besarla allí mismo — ¿Qué? ¿Por qué sonríes?

—Precisamente, todo lo que se me ocurre hacer contigo dista mucho de ser cauteloso… — Kiara sonríe porque… ¡Por Dios, está de acuerdo! Quiere eso y más — ¡Vaya! Con qué los mejores días de tu vida conmigo, ¿eh? ¿Eso significa, reina del hielo, que tu coraza comienza a flaquear?

—¡Ja! ¡Ni lo sueñes! —respondió pizpireta — Tú solo consigues que me flaqueen las piernas.

—Interesante… —murmuró Enzo mientras se acariciaba el mentón — Porque en este viaje haré que te flaquee todo, preciosa. Vamos antes de que nos dejen en tierra o cambies de opinión.

Ambos entregaron su documentación junto con el billete de avión y cuando quisieron darse cuenta, ya estaban volando a la isla. Fueron aproximadamente dos horas y media de viaje sin contratiempos. Tiempo que Enzo aprovechó para tratarla como si fuese de él. La colmó de besos, abrazos y caricias cómplices que hacían que a Kiara se le disparase el corazón, y él era consciente. Pues cada vez que la besaba con apremio, enredando su mano en el cuello de ella, podía sentir sus elevadas pulsaciones… A la salida del Aeropuerto Internacional César Manrique alquilaron un coche para poder desplazarse y recorrer la isla a su antojo. Antes de descender y ponerse rumbo al hotel que les iba a dar cobijo durante aquellos días, hicieron una parada técnica en los hervideros, pues realmente les pillaba de paso. Enzo detuvo el coche en el camino de tierra y se maravilló con aquel espectáculo, pero sin duda, con lo que más disfruto fue con la cara de Kiara.

Bailando con el amor | Erótica + 18 | Parte 3/4 Completa ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora