Capítulo 24

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Sé impecable con tu palabra. Habla con integridad, di solo lo que quieres decir. Evita utilizar la palabra para hablar en contra de otros o para cotillear sobre los demás. Usa el poder de tu palabra en la dirección de la verdad y el amor. - Miguel Angel Ruiz.

***

Kiara se desperezó en la cama, estiró los brazos y se percató de que volvía a estar sola. Se incorporó pensando en que debía informarse del horario del policía, pues no era la primera vez que despertaba con ganas de abrazarlo y no lo encontraba. Suspiró agotada ante el día tan ajetreado que la esperaba, pues tenía prácticamente toda la mañana cogida para Melanie y Briona. Las tres irían a diferentes tiendas y marcas de moda buscando el tan ansiado vestido de novia de su futura cuñada. En una hora debía recoger a su madre, por lo que debía darse prisa si quería desayunar y arreglarse mínimamente. Se arregló en menos de diez minutos. Estaba echándose unas gotas de su perfume favorito cuando le llegó el increíble olor. Café, tostadas, mantequilla… Se asomó a la jamba de la puerta y entonces escuchó el ruido que procedía de la cocina. Inmediatamente pensó en él y dibujo una enorme sonrisa en su rostro. Bajo decidida y fue cuando le vio, con el pantalón de lycra que usaba a modo de pijama, exprimiendo un par de naranjas…

—Vaya, vaya… —dijo sonriendo como una chiquilla — Héroe, Dios del sexo, chef… ¿Algo más que deba saber?

—Buenos días, preciosa —respondió devolviéndola aquella sonrisa juguetona —. Ayer mal cenamos los dos, así que hoy voy a encargarme de que desayunes como Dios manda. Siéntate. Te he preparado un zumo, café y he tostado un poco de pan. ¿Has dormido bien?

Kiara asintió compungida. Era la primera vez en su vida que le preparaban el desayuno. Rodrigo siempre había sido de los que huían de los fogones, ni siquiera en su época buena de noviazgo. De hecho, las únicas veces que se había permitido desayunar en condiciones, era porque ella misma lo había preparado para él, pero jamás la revés. Enzo acercó los platos a la mesa y antes de acomodarse a su lado, la dio un sutil beso en los labios que la revolvió más. Todo entre ellos fluía de tal manera que la hacía pensar que eran una pareja normal y corriente.

—¿Qué piensas? —indagó él apretándola la mano — Sé que no se puede comparar con la hamburguesa y las patatas que te comiste ayer, pero…

—Es perfecto —dijo ella estirando el brazo para hacerse con el vaso de jugo — ¿Hoy no trabajas?

—Entro más tarde, pero estaré aquí antes de la cena.

—He pensado que deberías hacerme un cuadrante con tus turnos y dejarlo en un lugar visible, como, por ejemplo, la nevera. No es que quiera controlarte, pero me sería de gran ayuda para saber si debo esperarte para cenar o incluso dormir — Enzo inevitablemente sonrió —. ¿Sabes? Te echo de menos por las mañanas.

—Tranquila, mañana tengo el día libre, así que serás tú la que me abandones entre las sábanas. Necesito pedirte algo. Necesito que si vuelves a ver a Rodrigo cerca o vuelve a personarse en tu oficina me avises. ¿De acuerdo?

—Lo intentaré, no obstante, dudo que me lo vaya a encontrar al lugar al que voy… — Enzo la miró expectante, esperando más detalles —. Voy a pasar un maravilloso día en compañía de Mel y mi maravillosa madre en un centenar de tiendas de novia. Tentador, ¿eh? —bromeó al ver el semblante y la mueca del rubio.

—Sois vosotras a las que os encanta toda esa parafernalia. Aún no me creo que Dorian se haya arrodillado y esté dispuesto a casarse.

—A eso, querido, se le llama amor.

—No estoy de acuerdo —contratacó removiendo el café —. Me niego a tener que recurrir a ese circo y a firmar un ridículo papel para justificar mis sentimientos.

Bailando con el amor | Erótica + 18 | Parte 3/4 Completa ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora