Capítulo 29

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Pocos son los que tienen el coraje suficiente para reconocer sus fallos, o resolución suficiente para repararlos. - Benjamin Franklin.

***

Melanie observaba desde la distancia a Dorian. Desde que había llegado a casa se había metido en su despacho a trabajar. Había dejado la puerta abierta, lo que le permitía echarle un vistazo de vez en cuando. Se había quitado la chaqueta del traje, se había arremangado las mangas de la camisa y había desabotonado un par de botones. Ni siquiera había querido cenar, mucho menos levantar la vista de aquel revoltijo de papeles que tenía sobre la mesa, lo cual la desquiciaba. Sabía que su soldado tenía un gran compromiso con el bufete, pero… ¿No había sido suficiente por hoy? Desesperada miró el reloj de pared, eran casi las doce de la noche y él parecía no querer moverse, por lo que se cerró la bata celeste que llevaba y se aproximó a la puerta con cierta inseguridad, pues si algo sabía de Dorian era que no le gustaba las interrupciones.

—Hola Soldado, ¿tienes cinco minutos para mí?

Él inmediatamente levantó la vista para encontrarse con la preciosa mirada de su bailarina. Tenía los brazos cruzados y estaba esperando su respuesta en el otro extremo del despacho. Con agilidad movió los papeles a un lado y se echó hacia atrás en la silla, abriéndola un pequeño hueco entre él y el escritorio.

—Cariño, para ti tengo toda una vida. Ven…

Ella avanzó complacida, atravesó la distancia que les separaba y rodeó el escritorio. A continuación, apoyó el trasero en el pequeño espacio habilitado y dejó que Dorian rodease sus muslos con las manos. Melanie pasó los dedos por su melena y en un acto de rebeldía se lo revolvió.

—¿Y bien? ¿Piensas quedarte en estas cuatro paredes mucho más tiempo?

El abogado contempló su reloj de muñeca y rápidamente maldijo en voz alta. ¿En qué momento se había hecho tan tarde?

—Joder, lo siento. No me he dado cuenta de la hora. ¿Por qué no estás durmiendo?

—Tenía la esperanza de poder pasar un rato contigo… ¿Has tenido un día complicado?

—Perdóname —insistió estrechándola más entre sus brazos —. Ha sido un día de locos. Guardo todo esto y…

Melanie deslizó el pie descalzo por la entrepierna de su chico, callándolo en el acto. Enseguida sintió cómo su polla despertaba, preparándose para la acción.

—¿Por qué mejor no me cuentas qué te ha ocurrido mientras pienso si perdonarte o no? —preguntó bobalicona, pues sabía que no tenía nada que perdonar.

—Nunca me he follado a nadie en mi despacho, es… sagrado, pero contigo puedo hacer una excepción — Dorian hizo amago de levantarse, pero ella se lo impidió apretando más en la zona del paquete —. ¿De verdad quieres que te cuente mi día? ¿Ahora? —preguntó mirando los dedos que se engarfiaban para rodear el ancho de su pene. Ella asintió sonriente — ¡Maldita sea! A primera hora hemos tenido un fallo en el servidor que nos ha impedido trabajar con normalidad, luego ha llegado Kristal, Enzo y he ido a ver a mi hermana.

—Espera —pidió borrando la sonrisa de su cara —. ¿Kristal ha ido a verte? ¿No se supone que tiene una jodida orden de alejamiento?

La bailarina hizo amago de bajar el pie, pero Dorian se lo impidió. Lo sujetó con la mano y volvió a situarlo en la zona que se encontraba masajeando con antelación. Precisamente aquel era el motivo por el que había querido evitar hablar de ello, porque se negaba a que le estropease el polvo y le quitase aquellos preciosos minutos con su morbosa.

Bailando con el amor | Erótica + 18 | Parte 3/4 Completa ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora