El valor de un sentimiento se mide por la cantidad de sacrificio que estás preparado a hacer por él. - John Galsworthy.
***
Enzo había llegado al restaurante sereno. Había tenido demasiado tiempo para pensar lo que quería y lo que no en su vida. Después de la inesperada visita de Dorian, se había dedicado a poner en orden sus ideas, pero el futuro con Kiara era algo incierto. Sospechaba que hasta que no la viese y hablasen no podría tomar una decisión acertada, pues si debía guiarse por los últimos acontecimientos debía dejarla marchar. Su serenidad fue desapareciendo según avanzaban las manecillas del reloj que marcaban quince minutos más de la hora estipulada.
—Caballero, ¿desea algo para beber? —preguntó el camarero intuyendo que lo habían dejado colgado.
—No, gracias. Tiene que estar al llegar.
El hombre asintió en silencio y se alejó, mientras que el policía volvía a mirar su reloj de muñeca. ¿Dónde diablos estaba Kiara? Sacó el móvil e indagó en su lista de contactos, valorando llamar a Dorian o incluso a ella. ¿Era posible que Kiara hubiese cambiado de opinión? La Moore era capaz de eso y más, pues jamás había dado con nadie tan tozuda y dispar como ella. Miró la puerta de entrada, esperando y deseando que fuese ella la próxima en cruzar, sin embargo, un matrimonio le sacó de su ensoñación. Aún así se armó de paciencia y esperó quince minutos más, es decir un total de media hora en la que la empresaria no apareció. Con una decepción evidente se pusó en pie y salió del reservado evitando la mirada del camarero que claramente sentía lástima por la situación.
Una vez más sentía que la había perdido sin tan siquiera tener opción a nada, porque estaba seguro de que si Kiara no estaba allí era por un buen motivo y era que se había cerrado a cualquier tipo de acercamiento o contacto que pudiese hacerla más daño. Con las manos en los bolsillos salió del restaurante y fue entonces cuando palideció. Tal y como la anterior vez, allí estaba ella, parada a escasos metros de la puerta y con el famoso vestido que había soñado innumerables veces con arrancarselo. Su corazón dio un vuelco y aunque deseaba correr hasta ella para abrazarla, caminó para colocarse en frente, manteniendo las distancias.
—Buenas noches —dijo con un suave carraspeo —. He llegado a pensar que no habrías visto la nota…
—Casi no lo hago. Estuve a punto de quemar la caja en la chimenea.
—Dorian no tiene chimenea.
—Estás de suerte —admitió ella encogiéndose de hombros —. Llevo esperándote diez minutos. Como aquella vez… ¿Recuerdas?
Enzo recordó que efectivamente, en su primera cita a ciegas, él se la encontró afuera pasados veinte minutos de la hora marcada. Por lo que estaba claro que ella llevaba allí aquellos minutos de diferencia, esperándolo. Inevitablemente sonrió ante aquella referencia, acto que a Kiara la sirivó para bajar las defensas.
—¿Te apetece cenar? —preguntó tendiendola la mano.
Ella revisó el lugar que una vez más estaba a rebosar de gente y pensó qué que necesidad había de alargar la incertidumbre. Se retorció las manos con nerviosismo y con unas ganas evidentes de llorar.
—Enzo, no lo alargues más, por favor. ¿Por qué me has citado aquí?
Para él no pasó desapercibido aquel gesto y su congoja, por lo que rompió la distancia y la abrazo, deleitándose con el maravilloso aroma que tanto había extrañado.
—Preciosa, necesitamos hablar. Acompáñame adentro. ¿De acuerdo?
Preciosa. Esa maravillosa palabra no sólo resonó en la cabeza de Kiara, sino también en su corazón. Enzo la tomó de la mano y con evidente cariño la dirigió al interior del local. El camarero rápidamente volvió a visualizar al rubio que regresaba acompañado y con un simple gesto volvió a asignarle el mismo reservado que minutos antes había abandonado. Una vez sentados ambos, Kiara se quedó mirándolo fijamente, como si llevasen toda una vida sin verse. El policía la miró expectante y no dudó en preguntar;
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Bailando con el amor | Erótica + 18 | Parte 3/4 Completa ✅
Roman d'amourKiara se encuentra hundida y devastada cuando Enzo reaparece en su vida para, como diría ella, hacerse el héroe ante una situación insólita. Ella se niega a aceptar lo evidente por varios motivos: orgullo, desilusión y miedo, mucho miedo. Dorian har...