Capítulo 17

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La tranquilidad de no tener nada que ocultar, no tiene precio. – Desconocido.

***

¡¡Riingggg!! ¡¡Riinggg!! ¿Qué narices era eso? Kiara se incorporó asustada a la espera de escuchar el siguiente bocinazo, sin embargo, lo que sonó fue su maldito teléfono. Tres llamadas perdidas de Dorian y varios mensajes donde la instaban a bajar cuanto antes o tiraría la puerta abajo. ¡Mierda! Eran poco más de las nueve de la mañana. Tras su última tanda de sexo con el policía había caído rendida, olvidándose por completo de colocar la alarma. Dorian me va a matar, pensó de inmediato. Tres porrazos contra la puerta vaticinaron lo que su hermano pensaba hacer.

—¡Abre la maldita puerta!

Miró a Enzo que comenzaba a desperezarse. Sin duda era peor que ella, ya podía ser el final del mundo que no era suficiente para despertarlo. Abrió los ojos con lentitud y ajeno a lo que acontecía la estrechó contra su cuerpo dispuesto a besarla.

—Enzo… debería…

—Ahora preciosa —dijo interrumpiéndola y maltratando aquella boca que soñaba con besar a diario. El contacto fue breve, pues enseguida una nueva tanda de golpes les sobresalto — ¡Joder! ¿Qué cojones?

El rubio se puso en pie de manera automática y caminó hacía el lugar del que provenía el ruido. Kiara quiso avisarle de que iba completamente desnudo, pero desistió cuando le vio encauzarse hacia la puerta mientras ladraba palabras sin sentido. Sin duda todo iba de maravilla. Se incorporó y cogió la primera prenda que pillo a mano, debía darse prisa si no quería que el apocalipsis se desatará entre los dos hombres. Y eso, era algo difícil de controlar.

Enzo abrió ofuscado y arrugó el entrecejo cuando vio el causante de tanto alboroto. Los ojos del moreno fueron al único punto que se alzaba amenazante. Cerró los puños, conteniendo la ira que amenazaba con romper cualquier tipo de razonamiento. Porque en su mente no había ningún motivo sano para que su mejor amigo le abriese la puerta así y menos cuando su hermana pequeña dormitaba en esa casa.

—¿Te la has follado? —escupió reprimiendo las ganas de asestarle el primer golpe.

De repente Enzo volvió a la realidad y graznó arrepentido por abrirle la puerta en aquellas condiciones, pero… maldita sea, no solo se acababa de despertar, sino que además había interrumpido lo que prometía ser un polvo maravilloso, como todos los que tenía con Kiara, así que se había levantado sin pensar. Pinzó el puente de su nariz e intentó idear un plan, sin embargo, el dulce tono de la mujer que se encontraba a su espalda lo desestabilizó.

—Bonito culo, rubiales.

Los ojos de los dos hombres bailaron hasta la fémina que revisaba apurada el contenido de su bolso. Dorian, asqueado por la situación y el inesperado reencuentro, cogió el frutero que había a la entrada y se lo estampo a su mejor amigo en la entrepierna, cubriendo lo que difícilmente podía ocultar. Enzo recibió el golpe y lanzó un quejido mientras se agarraba al cuenco de cristal. ¡Ridículo! Si tan solo supiese su hermano las veces que Kiara le había visto de aquella guisa lo mataría.

—Perdona la tardanza, me he dormido. ¿Nos vamos u os pillo en mal momento? —preguntó bajando los escalones hasta ponerse a escasos metros de Dorian.

—Vámonos antes de que me arrepienta y deje de pensar que fue buena idea que te quedases aquí…

Kiara rodó los ojos restándole importancia, se colocó el bolso en el hombro y traspasó el umbral de la puerta. Dorian echó un último vistazo a su amigo que se mantenía callado afianzado al frutero.

Bailando con el amor | Erótica + 18 | Parte 3/4 Completa ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora