Capítulo 41 - Parte 1/2

292 26 26
                                    

"La mayoría de las cosas decepcionan hasta que más miras más profundamente". - Graham Greene.

***

Kiara llevaba dos semanas en casa de su hermano. Dos semanas en las que Dorian había evitado a toda costa bajar al sótano porque prefería evitar un exhaustivo interrogatorio o… peor aún, las voces de su hermana al otro lado de la puerta. Sin embargo, ya había llegado a su límite. Por lo que en cuanto la escuchó decir que se iba a dar una ducha, cogió a Melanie en brazos y con una rapidez inaudita se encaminó allí.

—Dorian, ¿Se puede saber que haces? —preguntó la bailarina al borde de un ataque de risa.

—¿Tú qué crees? Me importa una mierda lo que Kiara pueda escuchar.

Colocó el dedo en el sensor y automáticamente la puerta se abrió. Al pasar se cercioró de que quedase completamente cerrada y bajó las escaleras prácticamente de dos en dos.

—Espera… ¿Tienes un maldito sótano del placer y no está insonorizado? —cuestionó boquiabierta, pues ni por asomo se le hubiera pasado por la cabeza.

—Vivía solo. ¿Para qué iba a querer insonorizarlo?

—Dorian para, ya tengo suficiente con que tú hermana me recuerde toda la vida la maldita felación que te hice. No pienso darle más contenido que poder lanzarme a la cara a la primera de cambio.

Dorian se relamió los labios. Deseaba tenerla ahí abajo y lo deseaba ya. La dejó sentada en la silla Adela, en la cual se la había follado anteriormente con Enzo y sin más preámbulos se desabrochó la hebilla del cinturón. Melanie lo miró absorta al comprender que a él poco le importaba y por ende que nada lo iba a parar.

—Abre la boca, morbosa.

Ella se centró en el movimiento de manos de su pareja que velozmente se desnudaba y en el gran abultamiento que la esperaba. El pene de Dorian quedó liberado y ella, por iniciativa propia y no por la orden dada, abrió la boca para abarcarlo todo. Él inmediatamente gimió al sentir el contacto y la contempló fijamente. La imagen era apabullante. Su boca avanzaba y retrocedía con decisión, mientras que su lengua se deslizaba por su falo, lamiendolo todo.

—¡Joder! —gruñó mientras le castañeaban los dientes — Te prometo que lo insonizare, pero por un buen motivo.

—¿Kiara no te parece un buen motivo?

—No morbosa. Lo haré para que el día de mañana nuestros hijos no nos escuchen.

Melanie alzó los ojos para encontrarse con los de Dorian que brillaban de placer. No sólo por las caricias que estaba recibiendo, sino también por ese futuro con el que él soñaba en repetidas ocasiones y que ella empezaba a aceptar de buena gana. Él acarició la mejilla de ella con ternura, imaginando e idealizando con su fantasía.

—No puedes hablarme de hijos mientras estamos aquí abajo —ronroneó Melanie volviendo a introducir el miembro en su boca.

—¿Crees que un buen abogado como yo, desaprovecharia está ocasión?

Vulnerable. Así se sentía ella entre sus brazos y él era consciente de ello, por lo que sabía aprovechar el momento al máximo. Dorian meció la cadera con suavidad, cegado por la pasión y el deseo.

—No te imaginas la de cosas que se me ocurren para hacer contigo aquí abajo…

—Dorian, tu hermana.

—¿Podemos dejar de pensar en ella por un momento?

Melanie lo contempló mientras continuaba su ardua tarea. Sin duda podía dejar de pensar en ella, pero no en los comentarios que después tendría que soportar, pues se conocía y era consciente de que precisamente silenciosa no era.

Bailando con el amor | Erótica + 18 | Parte 3/4 Completa ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora