Capítulo 36

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El amor ahuyenta el miedo y, recíprocamente el miedo ahuyenta al amor. Y no sólo al amor el miedo expulsa; también a la inteligencia, la bondad, todo pensamiento de belleza y verdad, y sólo queda la desesperación muda; y al final, el miedo llega a expulsar del hombre la humanidad misma. - Aldous Huxley.

***

Estaban a un día del cumpleaños de Maverick, y Kiara estaba que se subía por las paredes por diferentes motivos. El primero y el más lógico era que debía contarle a su familia que ella y Rodrigo se habían separado, el segundo, porque a pesar de los rumores que pudiese desencadenar pensaba confesar que estaba saliendo con Enzo y el tercer motivo, y el menos esperado, tenía un ligero retraso. Llevaba tres malditos días esperando que apareciera su periodo, en cambio, este había decidido hacer huelga y debía admitir que no era el mejor momento para ello. Seguramente se trataba única y exclusivamente de un retraso debido al estrés al que había estado sometida últimamente, porque la otra opción no la quería ni pensar. Un embarazo, justamente ahora, era lo que menos necesitaba.

Dorian había conseguido ganar la demanda y con ello acelerar los papeles del divorcio. Finalmente, las grabaciones de aquel día sirvieron para callar tanto a Rodrigo cómo a Kristal que se quedaron completamente mudos al visualizarlas. Unos días habían bastado para finalmente tener la documentación en su mano y considerarse una mujer completamente libre. Documentación que por supuesto su hermano la había llevado esa misma tarde. La casa se vendería, siendo el ochenta por ciento de las ganancias para Kiara, que era la que mayor capital había desembolsado para adquirirla. Por lo que él tenía la obligación de abandonarla en el plazo de quince días, por supuesto, todo esto bajo unas cláusulas que lo dejaban con el culo al aire si decidía destrozar algo del interior. Cada uno se quedaba con sus bienes, es decir, cada uno era dueño total y autoritario de sus vehículos, siendo esto prácticamente lo que se quedaba Rodrigo. Pues Kristal, después de la demanda, la orden de alejamiento y los hechos demostrados, poco había podido hacer.

Kiara saboreó con convicción el significado de la palabra libertad. Sin duda, no podía pedir nada más. En pocos meses inaugurarían la sucursal de España, junto a Nick y otros empresarios de renombre, por lo que, si todo salía bien, pensaba continuar expandiéndose por el resto de Europa. Todo iba a pedir de boca. Todo, a excepción de esa pequeña falta.

Era casi medianoche cuando visualizó por la ventana de la cocina el coche de Enzo, que llegaba de su jornada laboral. Ella sumida por los nervios había terminado sentada sobre la encimera, con la camiseta de follar y un bote de Nutella entre las manos que poco a poco iba comiéndose a cucharadas. Total, no conocía a nadie que se hubiese muerto de sobredosis por chocolate y ella no pensaba ser la primera. Su aspecto podía pasar sin duda por la de una mujer que estaba a falta de sexo, cosa que evidentemente no era, o bien por la de una persona totalmente deprimida o sumida en un ataque de nervios permanente.

Así fue como Enzo la encontró cuando traspasó el umbral de la puerta. Ya no le sorprendía encontrarla despierta, pues muchas noches ella lo esperaba con una enorme sonrisa que él, por supuesto, agradecía, pero hoy el ambiente estaba cargado de esa desesperación que ella manaba cada vez que introducía el cucharón en el bote para a continuación llevárselo a la boca. Acto jodidamente excitante, si no fuese por los movimientos incesantes de sus piernas que paradójicamente la delataban.

-Buenas noches preciosa, ¿nerviosa? Dime que no es por lo de mañana.

Kiara se encogió de hombros mientras lamía el cubierto con decisión. Nerviosa estaba y lo de mañana solo era la punta del iceberg que la había hecho flaquear.

-¿Sabes? Ese bote de Nutella no va a solucionar nada. Es más, es probable que te provoqué un ligero dolor de estómago que no te dejará dormir en paz.

Bailando con el amor | Erótica + 18 | Parte 3/4 Completa ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora