Capítulo 7

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Si puedes soñarlo, puedes lograrlo. – Walt Disney.

***

Mientras tanto en New York…

Dorian estaba agotado. Había tenido un día muy ajetreado en el bufete. No sólo con alguno de los casos nuevos, sino que acababa de salir de un acto de conciliación con el abogado de Philip Carrigan. Eran cerca de las siete de la tarde y solamente pensaba en una cosa. Deseaba llegar a casa y abrazar a su morbosa, pero antes debía hacer otra parada que una de dos: podía catapultarlo a lo más alto con su prometida o, al contrario, podía ser motivo de discusión. Y conociendo a su Mel, la segunda opción era la más factible.

"Estoy con tu hermana en España. Pensé que no era buena idea
dejarla sola en un momento así. Estamos bien.

La tendré vigilada hasta que regresemos a New York."

¿Cómo? Releyó una vez más el mensaje que había recibido de su amigo Enzo y confundido sacudió la cabeza. ¿Qué hacia él con Kiara en España? En realidad, estaba agradecido, pero también sentía que esa responsabilidad era suya y de nadie más, pues era su hermana.

"Gracias. Mantenme informado.
Dile que me llame si lo necesita.
No importa la hora que sea."


Guardó el teléfono sobrepasado y se adentró en el edificio que había ido a visitar. Edificio que, si todo salía bien, pronto vería resurgir. Una hora pasó exactamente en su interior, una hora en la cual aprovechó para hacer unas fotografías y por supuesto firmar el contrato de compraventa. Así era, aquel edificio tenía un único dueño y era Melanie Cooper, la cual actualmente desconocía su existencia.

Cerca de las nueve de la noche pasó el umbral de la casa que tantas alegrías les había dado últimamente e instantáneamente sonrió. Melanie canturreaba desde el otro lado de la cocina y conociéndola podría apostar a que estaba bailando como cual Diosa. Así eran todos los días junto a ella y eso le encantaba. Caminó decidido hasta ella. La castaña contoneaba su cadera mientras que la escueta prenda que llevaba se alzaba con cada movimiento. Si, aquella era su norma. La quería siempre así. La prefería desnuda, pero jugaba tan bien en el terreno de la provocación que la permitía pasearse con esas prendas diminutas.

La observó con el deseo impregnado en sus pupilas y lo hizo en silencio hasta que ella, en un giro inesperado lo vio. Súbitamente sonrió a su soldado y corrió a sus brazos para abrazarlo tal y como acostumbraba a hacer… Esa era su nueva vida. Vida que por supuesto ambos amaban.

—Buenas noches soldado. ¿Cómo te ha ido el día? —preguntó mientras aprovechaba para besarlo con mimo.

—Agotador Cariño, agotador, pero sin duda ha merecido la pena.

—¡Vaya! ¿El gran abogado Moore ha ganado otro caso?

—Mejor aún… He ganado TU caso —indicó reforzando el adjetivo posesivo.

Melanie que intuía que se refería a la demanda interpuesta a su antiguo casero negó confundida. ¿Hoy era el juicio? Y si así era… ¿Por qué no estaba enterada? Hizo descender sus brazos a cada lado, esperando una explicación.

—Ven, te lo explicaré… — Dorian la sujetó con firmeza, se sentó en una de las sillas y con facilidad la colocó sobre sus muslos — Me llamó el abogado de Philip, quería verme para intentar llegar a un acuerdo y así no llegar al juicio. No perdía nada en escucharle así que estuvimos cerca de dos horas hablando y estableciendo el acuerdo. Esto es para ti —afirmó sacando un sobre del bolsillo interior de su chaqueta.

Bailando con el amor | Erótica + 18 | Parte 3/4 Completa ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora