Si nada nos salva de la muerte, al menos que el amor nos salve de la vida. - Pablo Neruda.
***
La noche anterior...
Kiara esperaba nerviosa a su marido. Eran más de las diez de la noche y no había hecho acto de presencia. Cosa que no era usual en él, pues por regla general a las siete de la tarde solía llegar. No estaba ansiosa por donde estaría o lo que estaría haciendo, sino por el estado en el que volvería... No era un secreto que cuando Rodrigo tenía un mal día, lo terminaba pagando con ella, aunque bueno, esto no era un condicionante, ya que cualquier día o momento era bueno para importunarla.
Sin demasiado ánimo de cenar, se subió a la habitación, encendió la lamparita de noche y tras acomodarse en la cama comenzó a leer, buscando su momento de paz. Le gustaba enfrascarse en la lectura cuando tenía oportunidad y eso, últimamente, sucedía en menor medida. Cerca de las once de la noche escuchó un golpe seco procedente de la puerta principal, sin duda, Rodrigo había llegado.
-¡Kiara! - Le escuchó gritar.
Ella suspiro al percatarse de que, por su tono de voz, venía bebido y decidió ignorarlo. Con un poco de suerte, estaría tan borracho que no podría subir las escaleras que le llevarían a su dormitorio. Sin embargo, la suerte no estaba de su lado y en cuestión de segundos la puerta se abrió abruptamente, golpeando y rebotando en la pared. Kiara le miró de reojo y observó como se tambaleaba hasta los pies de la cama, donde él dejo caer su chaqueta.
-Nena, te estoy llamando... ¿No me escuchas? -farfulló como pudo.
-En la cocina tienes la cena, yo ya me iba a dormir... -mintió mientras estiraba el brazo para apagar la lucecita - Buenas noches.
Intuyó que, en su estado, lo mejor era no hablar con él, pues eso podría desencadenar en algo mucho peor. Así que, se cubrió con el edredón y cerró los ojos, esperando escuchar el sonido que produciría la puerta al marcharse. En cambio, notó como la cama se hundía a su lado y tragó saliva, cruzando los dedos porque no la forzara a hacerle una mamada tal y como solía hacer cada vez con más frecuencia. Rodrigo acarició el brazo femenino por encima de la colcha y ella se removió, apartándose de un solo movimiento.
-Nena, hoy he tenido un día de mierda... Te necesito.
-Lo que necesitas es dormir -masculló enfadada -. Apestas a alcohol.
En ese instante, Rodrigo la enganchó con fuerza y la giro, obligándola a permanecer boca arriba. Momento que él aprovecho para situarse encima y acercar su aliento al rostro femenino. Ella giró la cara, lo que menos la apetecía era un beso de su marido, mucho menos borracho...
-¿Acaso yo te digo cuando apestas a sexo? -preguntó apretándola con más fuerza - Mmmmm... -ronroneó deslizando la nariz por la base del cuello de Kiara - ¿Sabes cuanto hace que no follamos? Me he cansado de tus mamadas, nena. Quiero más.
-Adelante, puedes follar con quien te plazca, no te lo tirare en cara, pero déjame en paz.
-Ese es el problema... que quiero follar contigo. Tú eres mi mujer.
Automáticamente su boca aplastó la de Kiara que hacía grandes esfuerzos para mantenerla cerrada. Rodrigo apretó sus mejillas con dureza y cuando sus labios se separaron, aprovechó para introducir su lengua y saborearla de principio a fin. Ella se sintió asqueada, no solo por la mezcla de alcohol que manaba, sino por aquel acto. Intentó moverse y expulsar la lengua de su marido hacía fuera, pero él era demasiado invasivo, hasta el punto de que apresó el labio inferior de ella y mordió con una fuerza desmesurada. Kiara lanzó un quejido y entonces él descendió por la clavícula.
![](https://img.wattpad.com/cover/340727227-288-k526993.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Bailando con el amor | Erótica + 18 | Parte 3/4 Completa ✅
Storie d'amoreKiara se encuentra hundida y devastada cuando Enzo reaparece en su vida para, como diría ella, hacerse el héroe ante una situación insólita. Ella se niega a aceptar lo evidente por varios motivos: orgullo, desilusión y miedo, mucho miedo. Dorian har...