Capítulo 8 - Parte 1/2

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Negar un hecho es lo más fácil del mundo. Mucha gente lo hace, pero el hecho sigue siendo un hecho. - Isaac Asimov.

***

Kiara abrió los ojos con pesadez. Estaba literalmente molida, pero lo más destacable era que unos fuertes y pesados brazos la envolvían con mimo. Enseguida reconoció el característico olor de Enzo y sonrió, pues todo estaba saliendo mucho mejor de lo que pensaba. Tanteó la mesilla hasta dar con su teléfono y así poder mirar la hora. ¡Mierda! En menos de una hora y media debía estar en pleno centro de Madrid para ver un conjunto de oficinas. Leyó el mensaje de su mejor amiga y pensó que ya la llamaría más tarde. Total, el cambio horario imposibilitaba tener contacto continuo y además, sospechaba que eso tan importante que tuviera que decirla tenía que ver con su repentina huida y su confesión, por lo que era mejor dejarlo pasar. Escribió un escueto mensaje a su madre asegurándole que todo iba bien y después intentó liberarse del agarre que la tenía completamente inmovilizada.
Tenía menos de una hora para prepararse, por lo que abrió su maleta, cogió la ropa interior y el conjunto con el que iría a la reunión y velozmente se metió al cuarto de baño. Una vez allí cayó en el error de mirar el reflejo que le devolvía aquel enorme espejo que había sobre el lavabo. Se había olvidado de que estaba completamente desnuda y de todos aquellos moratones y arañazos que quedaban a la vista. Se sintió horrorizada y casi de manera autómata lanzó un grito ahogado. En cuestión de segundos la puerta se abrió inesperadamente, propinando que el rubio visualizará todo aquello que ella se había encargado de ocultar minuciosamente.

Sin poderlo evitar los ojos azules repasaron el cuerpo de la fémina que velozmente se intentó ocultar tras una toalla. El corazón de Enzo se aceleró al comprender la magnitud de aquellas señales y golpes que rodeaban el cuerpo de Kiara. Un cuerpo que había comenzado a temblar de manera inconsciente. Su primer gesto fue simplemente el de abrazarla y darle cobijo para instantes después girar con ella entre sus brazos y poder ver toda la totalidad de su espalda en el reflejo. Podía visualizar de 3 a 5 moratones sin contar el gran arañazo que la recorría de arriba a abajo. ¡Dios! ¿Qué le había hecho ese animal?

—Tranquila, estoy aquí —aseguró mientras la pegaba más contra su pecho.

—Vete, no quiero que me veas así…

—No digas tonterías —murmuró haciendo acopio de su fuerza de voluntad para mirarla fijamente a los ojos y ocultar su ira —. Terminarán desapareciendo y entonces no habrá nada que te haga recordar las barbaridades que viviste.

—Ese es el problema Enzo, que jamás podré olvidarlo.

—Tal vez no, pero yo estaré contigo.

Con mimo estiró el brazo para abrir el grifo de la ducha. A continuación, dirigió sus manos a la toalla que Kiara aferraba como un imán para muy lentamente hacerla descender. Vulnerable. Frágil. Así la veía en aquellos momentos. Con un simple movimiento la tomó entre sus brazos, intentando ignorar todas aquellas señales y finalmente ambos se introdujeron bajo la ducha. El agua rápidamente empapó sus cuerpos. Enzo se hizo con una buena cantidad de gel que poco a poco extendió por el cuerpo de la fémina, rozando y tocando aquello que le había intentado ocultar por un par de días.

—¿Agenda de hoy? —preguntó intentando llamar la atención de la mujer que parecía petrificada — Vamos preciosa, dime que planes tenemos antes de que decida abordarte y despertar a nuestros vecinos.

—Debo estar a las diez en el centro de Madrid —explicó finalmente —. He quedado con la dueña de una inmobiliaria para que me enseñe distintas oficinas donde instalar la nueva sucursal.

Bailando con el amor | Erótica + 18 | Parte 3/4 Completa ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora