Capítulo 22 - Parte 1/2

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Somos lo que nuestros miedos, nuestros demonios interiores hacen de nosotros. Para seguir el camino que nos depara el destino, tenemos que vencer a esos demonios, sean familiares o desconocidos. – Anónimo.

***

Kiara tecleaba a gran velocidad. Estaba agotada. El día anterior, al final de la tarde había optado por tomarse un tranquilizante, el cual la había sumido en un estado somnoliento, llegando a dormir casi diez horas. Aun así, sentía que el descanso que había tenido su cuerpo no era equitativo con el que necesitaba su mente. Todavía no había conseguido hablar con Enzo, era consciente de que había dormido junto a ella, pero al despertarse la cama se encontraba vacía, a excepción de una pequeña nota que aclaraba;

"Estaré trabajando. Mi turno termina a las tres.
Te esperaré en casa para arreglar este destrozo.
Ten un buen día.
Besos y abrazos.
Enzo."

Había leído la nota hasta en tres ocasiones buscando una palabra de aliento que le ayudará a sobrellevar el día en la oficina, sin embargo, no la encontró. ¿Acaso era una locura haber esperado un simple preciosa? Esa palabra mágica que unido a su perfecto y varonil tono de voz la hacía fantasear y salir a flote bajo cualquier tempestad. Si, daba por hecho que así era. ¡Maldita sea! Incluso ayer le había echado en cara el maravilloso orgasmo que la regaló sin haber arreglado las cosas antes y ahora ahí estaba, esperando una palabra de complicidad que sin duda no llegó porque si ella hubiese estado en su lugar tampoco lo hubiera hecho. Bipolar, sin duda era bipolar.

Aporreó con fuerza el teclado mientras pensaba en ello. ¿Qué la llevaba a actuar de esa manera infantil con él? ¿Por qué simplemente no podía admitir que le importaba mucho más de lo que decía? De pronto escuchó barullo en el vestíbulo de entrada. ¿Qué ocurría ahí? Despegó el auricular para llamar a Priscila, su secretaria, cuando la puerta se abrió de golpe y la voz de la mujer llegó como reclamo.

—¡Le he dicho que no puede entrar ahí! — Kiara alzó la mirada y se quedó helada con la persona que vio — Lo siento, yo… no pude retenerlo.

—Soy su marido —bramó el hombre con la respiración acelerada.

Kiara colgó el teléfono y sintió que toda la fuerza y la valentía que tuvo para abandonarlo y huir de su casa se habían evaporado. Aun así, tenía una baza a su favor y era que estaba muy cabreada, enormemente cabreada. Le hizo un gesto con la mano a Priscila y está salió cabizbaja. Eran demasiados años trabajando para Kiara Moore… ¿Podría verse su puesto afectado por este incidente? La empresaria se puso en pie para sentirse menos intimidada. Rodrigo la ganaba en altura y lógicamente en complexión, pero no estaba dispuesta a dejarse achantar. Ambos se miraron con recelo y cierto odio que endurecía mucho más el ambiente.

—¿Creías que ibas a llevarte el jodido Maserati y no me iba a dar ni cuenta? —gruñó poniendo el pestillo y avanzando lentamente hacia ella — ¿Pensaste que no me daría cuenta de que habías vuelto a New York?

—¿Has venido a reclamarme un coche que ni siquiera es tuyo?

—He venido a por mi mujer.

Kiara tragó con cierta pesadez. Ahí estaba el Rodrigo que ella había conocido en esta última etapa, el Rodrigo posesivo y agresivo del que se había querido olvidar en innumerables ocasiones. Tamborileó los dedos contra la mesa, tratando de mantenerse serena, sin embargo, a cada paso que daba y que producía que aquella distancia se redujese iba perdiendo la calma y los nervios se apoderaban de ella.

—¿Ya te has cansado del rubito ese al que te follas o todavía no?

—Rodrigo, quédate ahí si no quieres que llame a los de seguridad.

Bailando con el amor | Erótica + 18 | Parte 3/4 Completa ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora