Capítulo 11 - Parte 1/2

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Sé sincero, incluso si la verdad es inconveniente, pues resulta más inconveniente cuando tratas de ocultarla. - Bertrand Russel.

***

Enzo y Kiara atravesaban la puerta de la habitación del hotel con las manos completamente unidas mediante un simple gancho del dedo índice. Ambos habían conseguido salir de la cena sin levantar sospechas. Kiara había salido primero e instantes después lo hizo él. Enzo con la ayuda de la chaqueta consiguió ocultar algunas manchas de humedad, sin embargo, todo fue en vano cuando se toparon de frente con Nick. Este miro al rubio que portaba una copa vacía y rápidamente hilo. Era obvio que el líquido había terminado esparcido por el traje del hombre, sino… ¿de qué más se podría tratar?

Enzo se quitó la camisa y seguidamente el pantalón para lanzarlo sin reservas al cuarto de baño. La noche había ido demasiado bien, pero temía que todo le reventase en la cara, pues había llegado la hora de aquella conversación que tenían pendiente. Contempló a Kiara que se desvistió con premura para colocarse un camisón extremadamente largo para su gusto. ¿Hasta cuándo seguiría escondiéndose ante él? Suspiró y sin darle mayor importancia caminó hasta el borde de la cama donde se sentó dispuesto a sincerarse con la empresaria.

—¿Cómo te ha ido en la reunión con Nick?

Kiara elevó sus parpados para mirarle fijamente. ¿De verdad quería hablar de eso? Lamió sus labios y sin más respondió.

—Es un gran profesional. Lo tiene todo bajo control. Tiene ya el personal que va a trabajar en las oficinas de Madrid. Incluso se ha ofrecido a ayudarme con el tema de la oficina —aclaró mientras colocaba la almohada en el cabecero para apoyarse en ella —. Sabe que abrirnos camino internacionalmente es un gran paso para ambas empresas y obviamente quiere que funcione.

—Y lo hará.

—Enzo, dejemos a Nick aparte.

Él se colocó a su lado, apoyándose en uno de sus codos y la miró con fijación. Era la primera vez que se encontraban en la cama y que las sabanas no volaban por los aires. Se mentalizó de lo que podía suceder a continuación y contraatacó.

—Sé que Rodrigo te ha jodido la vida, pero tienes derecho a ser feliz.

Kiara tragó con dificultad al escuchar aquel nombre. Incluso retiró la mirada del policía que la analizaba con inquietud. Rodrigo no solo la había destrozado, sino que la había marcado para siempre.

—Preciosa… —indicó acariciando con ternura la barbilla de la fémina — No te puedo prometer que lo nuestro vaya a funcionar, ni siquiera se si en New York iremos a la par, pero te mentiría si te dijera que no quiero intentarlo.

—¿Intentarlo? —preguntó con voz temblorosa — ¿Hablas de una relación? Si es porque piensas que te veo como un falo con patas déjame decirte que no es así.

—Creo que tengo mil y una maneras para darte placer sin utilizar mi polla… —contestó conmemorando el último encuentro —. Escúchame, hace años cometí el error más grande de mi vida. Te dejé ir cuando debí haber luchado por ti. Sin quererlo te eche a los brazos de un hijo puta pensando que eras feliz.

—No fuiste tú Enzo… Yo fui la que acepto salir con él, la que acepto casarse e introducirlo en mi familia sin sentarme a pensar si quiera si era lo mejor para mí. Papá siempre lo halago, siempre ensalzó las virtudes de un hombre que en realidad resultó ser un lobo vestido con piel de cordero y me deje llevar. Era feliz o eso creía hasta que me di cuenta de que lo que pasaba en verdad era que amaba ver contento a papá.

—¿Te casaste por Maverick? Pensé que lo amabas…

—Lo toleraba, lo quería y lo aceptaba en mi vida, pero creo que en realidad jamás llegue a amarlo, al igual que él jamás me amo a mi. ¿Por qué quien en su sano juicio hace daño de manera deliberada a la persona que ama? Absolutamente nadie.

Bailando con el amor | Erótica + 18 | Parte 3/4 Completa ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora