Capítulo 2 - Parte 2/3

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Puedes cerrar los ojos a la realidad, pero no a los recuerdos. - Stanislaw Jerzy Lec.

***


Las siguientes semanas fueron duras. Tanto laboralmente, como personalmente. Estaba trabajando para expandir el negocio hasta tierras españolas y eso la quitaba gran parte del tiempo. La situación con Rodrigo no hizo más que empeorar. Empujones, gritos e insultos era el pan de cada día. Vivía aterrada, pero con la esperanza de que después de Navidad, contactaría con su hermano y su amiga Melanie para contarles la verdad y solicitarle que se encargase de su divorcio. Aún recordaba el poder notarial que Dorian tenía, por lo que su ausencia no debería ser un impedimento, pues pensaba viajar a España para cerrar los últimos detalles.

Desde el percance con su marido, no había vuelto a hablar con él, aunque Dorian no dejaba de insistir…

“La he cagado, necesito que me ayudes.”

“¿Tienes la dirección de Jhonny?”

“Por favor Kiara, necesitó contactar con Mel.
Si no es por mí, hazlo por ella. Necesito que me ayudes.”

“Jamás te insistiría tanto de no ser importante.”

Se le cortó la respiración al leer los mensajes que su hermano le había enviado. ¿Melanie? ¿Qué había ocurrido con ella?

“Ese malentendido que aseguras haber tenido…
¿Es una discusión tonta de pareja o tiene nombre y apellidos?”

“Kristal Prixton

¡Mierda! Automáticamente hizo lo que jamás pensó que haría, llamar al neandertal de su hermano.

—¡Joder Dorian! ¿Se puede saber que narices haces con esa mujer? Te advertí en incontables ocasiones que no te traería nada bueno y mira… ¿Veinte mensajes? ¿Acaso no has dormido en toda la noche? Que te quede claro que si te estoy llamando es por ella. Nada y poco tiene que ver que seas el neandertal de mi hermano. De hecho, si mi futura cuñada y madre de mis sobrinos, fuese otra mujer totalmente ajena a mi círculo de amigos, te aseguro que te habría mandado a la mierda. Me hubiera importado bien poco que tu relación hiciese aguas y que se hundiese como se hundió Leonardo DiCaprio en el Titanic por no subirse a la puñetera tabla, porque Dios bien sabe que hubiese entrado en ella. Ahora habla.

—Joder, te he echado de menos —aclaró Dorian a punto de romperse, al igual ella. Carraspeó intentado recobrar la voz y continuo —. Escúchame, Kristal me tendió una trampa. Me envió una carta al bufete a nombre de Melanie. Me citó en el “Destiny” y tonteé con ella.

—¿Te la has follado? —preguntó estupefacta.

—No, claro que no. En cuanto me acerqué a ella supe que no se trataba de Mel, pero ya era demasiado tarde.

—Os vio —afirmó rotundamente —. ¿Sigues sin saber nada más de ella? — Él guardó silencio dolido — Lo siento Dorian, pero de poco te va a servir que intenté conseguir la dirección de Jhonny. Posiblemente cuando la haya obtenido ellos ya no se encuentren en New York. Veré que puedo hacer. ¿Vale?

—Gracias. Tengo ganas de verte y poder decirte a la cara lo importante que eres para mí y lo mucho que te quiero — Ambos hermanos tragaron con dificultad. ¿Por qué tenía que ser tan difícil? — ¿Kiara? ¿Estás ahí?

—Sí… Por cierto, no dudes en que te pateare el culo en cuanto te vea.

—Si esa es la excusa que necesitas para que te presentes en mi casa, adelante. Te esperaré con el pantalón bajado para que me duela más — Ella inevitablemente sonrió.

—Te avisaré con lo que consiga… Te quiero, neandertal.

Viajó a Chicago para ver el estatal de baile donde participaba Melanie y así intentar ayudar al neandertal de su hermano que, de manera inesperada, terminó supliendo a Jhonny. Este se había torcido el tobillo y aunque Melanie quiso anular su participación la consiguió convencer para que participase con Dorian, que por suerte se conocía el baile, pues había realizado numerosos ensayos con ella.

Esto les alzó con un cuarto puesto y con una reconciliación por todo lo alto. Sí, su hermano había decidido dar el paso y le había pedido matrimonio a su mejor amiga.

Recordaba aquel momento con una gran sonrisa.

—¡Enhorabuena! —gritó eufórica mientras abrazaba a su mejor amiga y ahora casi cuñada — ¡Espero que me de tiempo a regresar a New York antes de que tengáis vuestra próxima pelea! —susurró pizpireta.

—Gracias por ayudarme —indicó ella abrazándola con afabilidad —. ¿De verdad piensas quedarte en Chicago una semana? Vente con nosotros.

—Os veré a mi regreso, tengo cosas que hacer… —admitió encogiéndose de hombros.

Miró con emoción a Dorian que reía con los ojos impregnados en lágrimas mientras que sus padres lo abrazaban por la tan buena e inesperada noticia. Ambos hermanos se miraron y ella le hizo un suave movimiento de brazos, invitándole a rodearla con cariño. Él no se lo pensó. Caminó hasta las féminas y rodeo a su hermana con toda la fuerza del mundo. Kiara se permitió reír. Sin duda, su hermano era lo mejor que le podía haber pasado en la vida.

—Neandertal, cuídala —murmuró besando con mimo su mejilla.

—Gracias Kiara. Gracias por todo.

—Solo prométeme que te agarraras con fuerza a la tabla y no la soltaras —indicó sonriendo —. Porque te prometo que, si no lo haces, te hundirás como el Titanic.

—Solo prométeme que confiaras en mí —replicó él sujetándola del rostro —. Cuéntame que está pasando…

—Anda, ves con papá. Jamás le he visto llorar tanto —indicó dándole un pequeño codazo —. ¡El mayor de los Moore se nos casa! ¡Todo un milagro!

Dorian intentó sonreír, siendo consciente de que su hermana no abriría la boca, al menos, no en aquel momento y tras darla un caluroso abrazo, regresó con sus progenitores que lloraban de felicidad. Recordó aquel momento con una gran sonrisa, sonrisa que se vio borrada de un plumazo al memorar su siguiente semana en Chicago.

Bailando con el amor | Erótica + 18 | Parte 3/4 Completa ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora