Capítulo 35

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La elegancia de la honestidad no necesita adornos. - Merry Browne.


***


—¿Y qué piensas decirle? —preguntó Dorian mientras veía como Melanie se movía nerviosa por la cocina.

Prácticamente la había sido imposible dormir y no solo por la inauguración tan exitosa de la academia de baile, ni por la boda, ni las largas horas de sexo, sino por lo que había descubierto de su amigo Jhonny. Y era nada más y nada menos que se había acostado con una O´Sullivan. No sólo eso, sino que al parecer habían compartido mucho más hasta que está se había comprometido con un famoso cirujano, porque inevitablemente había hecho uso de Internet y había dado con la vida de la mujer.

—No lo sé, Dorian. Supongo que le dejaré hablar. ¿Qué otra cosa puedo hacer?

—No lo juzgues antes de tiempo. ¿De acuerdo?

—Jamás lo haría. Siempre me ha apoyado y yo no podría hacer otra cosa con él. ¡Dios con una O´Sullivan!

—Cariño, serénate porque ya está aquí.

La bailarina miró por la ventana de la cocina. Jhonny llegaba en su moto, impecable como siempre y con aspecto sereno. Dorian la dio un contundente beso y salió para abrir y reencontrarse con el bailarín, que afablemente le dio un apretón amistoso.

—Está en la cocina, ya conoces el camino…

—Oye Dorian, es tu casa, no es necesario que te vayas —dijo avergonzado.

—No te preocupes, estaré en mi despacho. Ya sabes que tengo una boda que organizar —indicó con una enorme sonrisa.

Él prefería mantenerse al margen, de hecho, pensaba que lo mejor era que hablasen entre ellos, ya que intuía Jhonny se abriría más fácilmente con su compañera de fatigas y daba por hecho que aquella misma tarde le esperaba una larga explicación por parte de su morbosa, si es que aguantaba hasta medio día sin contárselo, porque dudaba fehacientemente de ello.

El bailarín caminó hasta la cocina donde aprovechó una de las sillas vacías para depositar el casco. Inmediatamente ambos se miraron y él, sin mediar palabra, abrió los brazos para ofrecerle un cálido abrazo, que por supuesto, él necesitaba.

—Te odio, pero te quiero a la vez —masculló Melanie cediendo a aquel contacto.

—Lo sé, creo que es lo que género en la mayoría de las mujeres. No tengo palabras para lo que sucedió ayer.

—Fue un éxito.

—Sí, pero no me refiero a eso —ambos se miraron y ella suspiró, que él tomase la iniciativa era un gran paso —. ¿Qué te parece si me pones ese café y hablamos?

Melanie asintió. Era lo que más deseaba. Conocer aquella historia que al parecer había durado meses y de la que su amigo no había salido demasiado bien parado. Ambos se acomodaron uno junto al otro y entonces Jhonny se abrió de la manera más inesperada…

Casi una hora después…

—Gracias por escucharme. Quizá debí hacerlo mucho antes.

—No es fácil, aun así estoy orgullosa de ti. Gracias por confiar en mí.

Jhonny la miró cohibido. Había callado demasiado tiempo, pero aun así, Melanie no tenía ni una palabra de reproche, ni siquiera una mala mirada, algo que le llegó al alma. Melanie apretó su mano con ternura y se mostró decidida a soltarse, porque si aquello que pensaba decirle no le sacaba una sonrisa nada más lo haría.

—¡Quiero pedirte algo! —anunció apretando su mano con ilusión.

—¿Más ensayos hasta horas insospechadas para ganar el estatal?

¡El Estatal! Melanie todavía no había tenido tiempo para pensar en ello, pero era evidente que tendrían que organizarse.

—Ya hablaremos de eso. En realidad, quiero hablarte de la boda.

—No sé si estoy preparado para escuchar que no estás segura de casarte con el abogado —murmuró bromeando, pues él era más que consciente de que ambos estaban hechos el uno para el otro.

—¿Sabes? Si te lo planteas puedes llegar a ser peor que Kiara — Jhonny fue a debatirlo, pero ella interpuso con agilidad la mano en su boca —. ¡Cállate y escúchame! Desde el principio he tenido claro lo que quería. Ese será uno de los días más importantes de mi vida y necesito que la gente que quiero esté conmigo. Y tú eres uno de ellos.

—Te confirmé mi asistencia el mismo día que me disté la noticia… ¿Recuerdas?

—Quiero que seas mi padrino. Quiero que seas el encargado de llevarme al altar y entregarme al hombre que amo. ¿Podrías concederme ese honor?

Jhonny abrió los ojos sorprendido por la petición. Para él era un hecho que se lo pediría a Maverick. El hombre mayor era su primera opción, el padre de su futuro marido, así que aquello le pillaba totalmente desprevenido. Se quedó enmudecido, sin habla, aunque con los sentimientos a flor de piel. De pronto, sus ojos pasaron a un verde cristalino que poco dejaba dudas.

—Claro que sí, el honor es mío —afirmó levantándose del asiento y abrazando a la bailarina con efusividad —. ¡Dios Mel! ¿Estás segura?

—Siempre supe que serías tú.

—No… no me lo esperaba —admitió nervioso mientras depositaba un beso en la cabellera de su amiga.

—A veces, también la vida nos sorprende. ¿No crees? — Jhonny asintió sonriente. Mel era importante para él y aquello demostraba que también lo era para ella — ¿Eres consciente de que llamarás la atención de todos los invitados? —dijo lanzando una enorme carcajada — ¿Podrás soportarlo o tendré que llevarte a un apartado de la iglesia para que puedas respirar?

—Te puedo asegurar, que ese día no habrá nada ni nadie que me impida entregarte a Dorian. Tienes mi palabra.

—Te quiero y sabes que si consigues arreglar tu deprimente vida ella también será bienvenida.

—Me alegra que finalmente asimiles y admitas que es deprimente —contestó con una sonrisa, pues apenas pocos minutos atrás ella lo había reprendido por catalogarla así —. Mel, no conozco el amor, al menos no de la manera que tú lo haces y dudo mucho que algún día pueda encontrarlo.

—Discrepo.

Él la miró con ternura. Era un hecho que Melanie desde que se había reconciliado con Dorian veía todo de llamativos y pintorescos colorines, cosa que para él era inaudito. Pues cuando pensó que había encontrado el verdadero amor y a la persona indicada, está se había evaporado como agua de mayo.

—¿Qué te parece si de momento me permito disfrutar de la miel que derramáis el abogado y tú? —preguntó sujetando su rostro entre las manos.

—Como quieras, pero aún sigo pensando que si tú te lo planteases podrías causar diabetes.

Jhonny rompió a reír como cual niño y a continuación la abrazó con todas sus fuerzas. Era obvio que era mucho más tradicional que ella o Kiara, incluso había llegado a idealizar la idea de verse conviviendo con su ángel, como él la llamaba cariñosamente, pero todo había cambiado tan velozmente que ahora ni siquiera se planteaba volver a verla. Porque su corazón se encontraba destrozado por ambas familias y la diferencia social que, tan poco a poco había hecho mella en ellos.

*Descubre la historia de Jhonny en el cuarto libro*

Bailando con el amor | Erótica + 18 | Parte 3/4 Completa ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora