XVII

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Me desperté por la luz que entraba por la ventana y vi a Gavi durmiendo a mi lado.

Se le veía tan relajado y tan despreocupado cuando dormía... No había rastro de su ceño fruncido.

Me di la vuelta para ponerme boca abajo y gemí de dolor.

Me había mirado al espejo de su baño anoche y realmente me había quemado bastante.

Volví a mirar al chico que tenía al lado y entonces me apretujé contra él, lo que hizo que una de sus manos fueran a mi cadera para rodearla.

– Gavi... son las 11 y tienes entrenamiento a las 12:30.

Le escuché emitir algún que otro quejido dormido.

– Gavi...– susurré cerca de su oído.

Me envalentoné y pegué mis labios a los suyos para darle un piquito.

Entonces fue cuando abrió un ojo para mirarme fijamente.

– Buenos días.– empecé sonriendo.

– Buenos días, rubia.

Sonreí y lo desarropé.

– Arriba.

Él levantó un poco la cabeza y me miró.

– ¿No crees que es temprano para que me ponga encima?

Le di en el brazo y reí.

– No bobo, digo que te levantes que vas a llegar tarde al entrenamiento.

– No me apetece levantarme.

– Tienes que echarme crema de nuevo.

Se levantó rápidamente de la cama y se acercó al cajón para coger la crema de coco que me había traído de casa.

– ¿No que no querías levantarte?– pregunté riendo.

– Es que las vistas de tu culo me espabilan.

– Ya.– dije riendo.

Me puse boca abajo y levanté la camiseta dejándole todo a la vista.

– Buenos días, rubia.– repitió sonriendo.

Yo me reí. Era peor que un niño pequeño.

Sus manos llenas de crema acariciaron mis piernas y mi culo con mimo y yo sonreí.

– ¿Por qué sonríes?– preguntó él esparciendo la crema.

– Porque me parece surrealista que estés precisamente tú cuidando de mí.

– No estoy cuidándote, estoy sobando tu culo.

– Gavi, en serio.

– Ya. Sinceramente yo tampoco esperaba acabar contigo aquí tumbada en mi cama y tu culo en 4K Full HD solo para mí.

Yo me reí porque era imposible mantener una conversación seria con él.

Cuando creyó que ya había manoseado mi culo lo suficiente fue al baño a lavarse las manos.

Se tumbó en la cama y después me agarró para me acercara a él.

Miré sus manos y reí.

– Necesitas un corte de uñas Pablo.

– ¿Quieres cortarlas tú?

Asentí y me trajo unas tijeras de bebé.

Yo me reí y busqué en mi bolso una lima.

– No no, eso sí que no.

– Gavi solo voy a limártelas para que no se queden mal cortadas, nadie va a notar que te las he limado.

𝐁𝐀𝐁𝐘 𝐁𝐎𝐘 +18 | Pablo GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora