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Había aprobado y ya tenía mi carnet de conducir.

Gavi se había alegrado por supuesto, pero sabía que le encantaba llevarme de un lado a otro.

Sira me acompañó a buscar un coche decente para poder usarlo hasta que ya tuviera más experiencia.

Acabé comprándome un Seat Ibiza enano, pero que me venía bien para pasearme de un lado a otro.

– ¿Qué es esa cosa?– preguntó Gavi en cuanto me vio llegar con el coche.

– Te presento a mi compañero de vida.– dije sonriendo.

– ¿Y yo qué? Vale vale.– dijo haciéndose el indignado.

Me reí y lo abracé.

– Tú eres mi vida.– dije sonriendo.

Me miró fijamente. No se lo esperaba.

Y yo tampoco pensé que le diría algo tan profundo, pero salió solo.

No éramos cariñosos hasta ese punto.

– Que bonito.– dijo sonriendo.

– No te acostumbres.– respondí riéndome y lo miré.– Venga, voy a darte una vuelta.

– No gracias, no quiero morir joven.

– Estúpido.

– Imbécil.

– Niñato

– Pija asquerosa.

Le saqué el dedo del medio y fui hasta el coche y él vino conmigo.

Narra Gavi

Sinceramente conducía demasiado bien, y yo estaba demasiado embobado viéndola cambiar las marchas.

Podía parecer un enfermo, pero me parecía sexy hasta verla conducir.

– ¡Cuidado!– grité.

Ella dio un frenazo y me miró asustada.

– ¿Qué? ¿Qué pasa?

– Casi atropellas a mi corazón.

Me fusiló con la mirada y yo me eché a reír a carcajadas.

– ¿Eres imbécil o pellizcas cristales? Me he asustado, joder.

– Te quiero.

– Sí, arréglalo ahora, animal.

Me eché a reír y llevé una de mis manos a su muslo para apretarlo.

Estaba guapísima.

Llevaba un top escotado y una falda que al estar sentada se le subía hasta los muslos.

Se me quitó la sonrisa de inmediato.

– ¿Has ido a ver al Rafa ese así vestida?

– Pues sí, no pretenderás que me cambie de ropa.– dijo obvia con la mirada en la carretera.

– No me hace gracia.– dije entrecerrando los ojos.

– Cariño, no todos los chicos quieren meterme mano.

– El 90% sí.– dije.

La vi poner los ojos en blanco y me acordé de cuando lo hace cuando estamos en la cama.

– A veces me pregunto por qué salgo contigo.– dijo conduciendo.

– Porque te encanto.

– Bueno...

– Y porque te pongo.

Soltó una risita y sonreí después.

– Dentro de unos días voy a irme de vacaciones con unos amigos, ¿te vienes?

𝐁𝐀𝐁𝐘 𝐁𝐎𝐘 +18 | Pablo GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora