XXXVII

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Me desperté en cuanto la alarma sonó y después de arreglar la habitación un poco y darme una ducha, me vestí y salí para ir caminando hasta Los Campos Elíseos.

Me llegó una llamada y sin mirar el móvil la cogí.

– Hola guapa mía.– soltó Sira al otro lado.– ¿Qué tal París?

– Es más bonita en persona Sira.

– Me alegra saber que te gusta.

– ¿Qué tal por allí?

– Hemos llegado a España hace unas horas, pero no te avisé porque tenía un sueño que me moría.

– Entiendo.– dije mientras entraba en una pastelería y compraba unos croissants.

– ¿Qué haces?– preguntó.

– Pues estoy comprando un croissant para Sophie.

– ¿Quién es Sophie?– soltó mi amiga.

– Es una niña pequeña.

– Vaaale.– dijo preguntando y afirmando a la vez.

– Ayer salí a caminar y una niña se chocó conmigo, entonces su padre apareció y pues fui a dar un paseo con ellos.

– ¿Que qué?– soltó Sira.

– Su padre se llama Álvaro y tiene 20 años.

– Espera espera, me he perdido. ¿Padre a los 20?

– Larga historia, no preguntes. En resumen, quedaron en venir a verme mientras se rueda el anuncio.

– Maddie, te dejo sola y se te tiran como buitres

Me reí.

– Álvaro es un amigo, bueno, un conocido.

– Ya ya.– soltó.– Bueno Madame croissant, te dejo, cuéntame como va el anuncio ¿vale?

– Vale, te quiero

– Y yo.

Cuando colgó la llamada llegué a Los Campos Elíseos y vi a Sophie correr hacia mí.

– Tengo un croissant con chocolate para ti.– dije dándoselo.

– Graciaaaaas.– dijo dándole un bocado.

Sonreí despeinándola y después le di otro a Álvaro.

– Gracias.– dijo sonriendo.

Sonreí y cogí otro.

Después vi a la chica que había hablado conmigo para el anuncio y me acerqué.

Se llamaba Mara y era un amor.

Me llevó con ella hasta una zona vallada y me metió en un camerino.

Estaba viendo como me peinaban cuando de repente entró Penélope Cruz.

Abrí los ojos sorprendida y entonces recordé que estaba haciendo un anuncio de una marca muy famosa.

Salí de mi ensimismamiento cuando ella se acercó a mí sonriendo.

– La pequeña aprendiz, Maddie ¿no?– asentí y me miró sonriendo.– He oído hablar de ti y ahora entiendo el por qué, que belleza.

Sonreí un poco cohibida.

Iba a morirme allí mismo.

– Me alegra tenerte por aquí, vas a pasártelo en grande estos días, así que disfruta y dale con todo.

Asentí mirándola y después me vestí con la ropa que me habían traído.

Después de varias tomas y algunas tomas falsas, salí de la zona vallada y me acerqué a Sophie y Álvaro.

𝐁𝐀𝐁𝐘 𝐁𝐎𝐘 +18 | Pablo GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora