XLI

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⚠️ Contenido Explícito.

Gavi entró de nuevo en el apartamento conmigo y me quité el top y la falda empapadas dejándolas caer en el suelo del baño.

Abrí el grifo de la ducha y entonces sentí unas manos en mi cadera.

Sonreí y entré en la ducha sintiendo el agua bajar por mi cuerpo.

– ¿Tienes frío?

Me mojé los labios y me giré encontrándome con sus ojos mirándome fijamente.

– Sí, puede que necesite poner el agua más caliente.– añadí sonriendo.

– No necesitas el agua ni para mojarte ni para calentarte, rubia.

– ¿Se te ocurre una idea mejor?

Se señaló con ambas manos mientras me miraba sonriendo burlón.

Entonces se pegó a mí y acercó su cara a la mía.

– ¿Crees que vas a poder seguirme el ritmo?– dije retándole sonriendo.

– ¿Por qué no iba a poder?– dijo mirándome.

– Los franceses tienen mucho que ofrecer.– contesté guiñándole el ojo.

Entonces la sonrisa que tenía en su boca desapareció. Iba a decirle que era broma, pero entonces me cogió en brazos sacándome de la ducha y me agarró de la nuca enganchando su mano en mi pelo y me besó.

Profundicé el beso y una de sus manos bajó a mi culo para darme un azote que me hizo soltar un quejido.

Sin nada más que añadir, me dio la vuelta y me llevó hasta la cama dejándome caer boca abajo.

Le sentí manosear mi culo varios minutos y después empezó a azotarme con fuerza haciendo que soltara algún gemido.

Después entró en mí de golpe y gemí tapándome la cara con la almohada que tenía a mano.

Puso una de sus manos en mi espalda baja y empezó a arremeter contra mí soltando gemidos y gruñidos que no hacían más que mojarme más.

Levantó mi culo un poco gracias a una almohada y después agarró mis manos tirando de mi hacia atrás dejándome con la espalda encorvada y pegada a su pecho.

– ¿Los franceses te ofrecían todo esto?

Sonreí mientras soltaba gemidos. Pero quería más, así que continué la broma.

– ¿Esto es lo mejor que sabes hacer?– dije con un hilo de voz.

No tardó mucho en mover la cadera más rápido haciendo que chillase y que fuera lo único junto con el choque de nuestros cuerpos que se escuchaba en la habitación.

Soltó mis manos y caí sobre el colchón sintiendo que abría mis piernas con una de sus manos y pellizcaba mi clítoris, con lo que volví a chillar.

– ¿Quieres más, rubia?

– Sí.– pedí.

Abrió más mis piernas y me hizo subirlas al colchón para volver a arremeter contra mí.

Gemí al sentir una de sus manos estamparse en mi nalga derecha.

Le escuchaba gemir y soltar suspiros.

Después repitió el mismo proceso en mi nalga izquierda.

Sentí alivio cuando sus labios besaron mi culo y sonreí cerrando los ojos.

– Me moría por hacerlo.– excusó.

Siguió moviéndose más rápido y creo que iba a quedarme afónica.

𝐁𝐀𝐁𝐘 𝐁𝐎𝐘 +18 | Pablo GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora