XLIII

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Los chicos estaban entrenando para los partidos de Liga que les quedaban.

Todos estaban muy nerviosos y siempre hablaban de ellos en cada quedada que había.

– Maddie, ¿vas a venir al partido de mañana?– preguntó Ansu mientras estiraba la mano para robarme patatas.

– Por supuesto, tengo que apoyarte ¿no?

Escuché a alguien carraspear por detrás y me giré viendo a Gavi mirarme con una ceja levantada.

– ¿Y yo qué? Soy tu novio, tu chico, el amor de tu vida, el-

– El gilipollas.– dijo Ansu interrumpiéndole.

Gavi lo miró y le tiró una bolita de papel a la cabeza mientras el otro se echaba a reír.

Estos dos eran un peligro juntos.

– Ya vale, los dos.– dijo Ferrán señalándoles con el dedo a ambos.

– Ferrán, que Sira esté a varios kilómetros de ti no es culpa nuestra.– soltó Ansu.

Ferrán lo fulminó con la mirada y después le dio una colleja, lo que le hizo quejarse.

Sira había tenido que irse hace unos días para las competiciones de equitación y aunque no había podido ir con ella, siempre que participaba la veía en la tele o en donde estuviese.

Había hablado con mis padres para contarles que estaba saliendo con Gavi, y bueno, estaban pensando en venir a España para conocerle.

Aunque claramente ya le conocían, pero como jugador.

Ahora les tocaba conocerle como el novio de su única hija.

No se lo había dicho a Gavi todavía, pero sabía que en cuanto se lo dijera iba a cagarse encima.

Sobretodo por mi padre.

Miré a los chicos y supe que era buena idea decírselo aquí.

– Cariño, tengo que decirte algo.

– Uuuuuu, eso no trae nada bueno.– dijo Balde riéndose.

– Eso viene acompañado de un: Te juro que te quiero pero me he acostado con Ruperto.– añadió Ansu.

– ¿Quién coño es Ruperto?– preguntó Gavi y me miró.

Reí negando con la cabeza.

– No, no hay ningún Ruperto, es que bueno, mis padres ya saben que estamos saliendo y...

– ¿Y...?– dijo mirándome.

– Y van a venir a conocerte como mi novio.

Ansu empezó a descojonarse, mientras, la cara de mi chico era un poema.

– ¿Qué? ¿Cómo? ¿Cuando? ¿Cuanto?– soltó Gavi.

– No sé cuándo vendrán, me lo dirán antes de venir claramente.

– Marrón, marrón, marrón.– dijo Eric riéndose.

Gavi bebió Fanta de un trago y después se sentó.

Me hizo gracia verle tan nervioso por conocer a mis padres.

– Que vengan para el partido en el que ganemos La Liga, así pueden presumir de yerno.– dijo Ansu y Gavi le fulminó con la mirada.

No me parecía tan mala idea, así veían un partido, que a mi padre les encanta, veían a Gavi jugar y si ganaban la Liga se sentirían muy orgullosos de él.

– Me parece buena idea.– dije y la mirada de Gavi llegó hasta mí.

– ¿Veis? Siempre tengo buenas ideas.

𝐁𝐀𝐁𝐘 𝐁𝐎𝐘 +18 | Pablo GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora