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Narra Gavi

Era un idiota.

Lo tenía más que claro.

Después de echarla aquel día del barco y, supuestamente, de mi vida, Cristobal vino a hablar conmigo y me explicó lo sucedido.

Se ganó otro puñetazo pero después todo se me vino abajo.

Aunque sabía que la había vuelto a cagar, por undécima vez en el tiempo que nos conocíamos.

Fui a buscarla, pero cuando lo hice ya era demasiado tarde.

También supe que me había bloqueado en todas partes.

Era oficial. La había perdido.

Ferrán y Sira iban a casarse y yo estaba un poco perdido.

Ansu me dijo que Sira se había ido a ver a Maddie a vete tú a saber donde.

Porque encima no sabía donde encontrarla.

Sira no tenía nada mejor que hacer que irse unas horas antes de su boda.

Así que mientras Ferrán caminaba de un lado a otro nervioso, yo me dedicaba a mirar la esquina de la habitación embobado, perdido.

Llegué a la Iglesia poco después y entonces la vi allí.

Llevaba un vestido violeta pastel, que encajaba en sus curvas como un guante.

Casi me caigo de culo.

Entonces le eché valor y me senté a su lado.

No vi reacción ninguna por su parte y eso me partió en dos.

Me pasé toda la ceremonia mirándola por el rabillo del ojo, admirándola, como tantas veces había hecho dos años antes.

La veía reír con Pedri, que le decía cosas que no llegaba a escuchar.

La ceremonia acabó y salió de la Iglesia.

Iba a seguirla pero Pedri llegó hasta mí y me agarró del hombro.

– Creo que no deberías volver a intentarlo bro.

– ¿Por?

– Tiene novio

Lo miré esperando a que se riera y me dijera que era una broma, pero no lo hizo.

Iba a partirle la cara al que fuera.

Entonces la cosa se puso aún más cómica.

– ¿Te acuerdas de Álvaro, aquel chico de Francia que tenía una hija?

Asentí mientras íbamos hacia los demás.

– Pues ese

Tragué saliva a punto de vomitar.

Ese tío no podía estar tocando a mi chica.

No debía.

Cuando llegamos al círculo, Maddie se alejó y Pedri dijo que debíamos irnos.

Vi a Maddie y a Pedri bajarse en el restaurante y la vi alejarse caminando por el césped.

Me bajé rápidamente y la seguí sin hacer mucho ruido.

Llegó hasta una charca y se quedó allí, plantada.

– ¿Vas a nadar?– comenté mirándola.

No me respondió y entonces seguí.

– ¿Quieres que te tire yo?– propuse con una sonrisita que disimulé rápidamente.

– Quiero que te pires.– escupió.

𝐁𝐀𝐁𝐘 𝐁𝐎𝐘 +18 | Pablo GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora