XX

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Estaba muerta cuando aterrizamos en Qatar.

Mi cuerpo pedía a gritos tumbarse en una cama y dormir 2 años seguidos.

Pacho y yo llegamos al hotel donde estaban quedándose todos los jugadores y Sira incluida.

Pacho me había chivado el número de habitación de Sira, así que me dirigí allí directamente.

Anduve por el pasillo y cuando di con el número toqué a la puerta.

Al cabo de unos segundos la puerta se abrió encontrándome con Sira, que me miraba con los ojos muy abiertos.

Entonces soltó un chillo que se habría escuchado hasta en Pekín y me metió en la habitación mientras me abrazaba.

Yo solté una risa y la abracé también.

– No me puedo creer que estés aquí.– dijo separándose de mí.

– Pacho ha sido mi cómplice.

– Que traidor.

– Traidora tú. ¿Por qué no me contaste que los habían convocado para la selección y para el Mundial?

– Pensé que no estabas en condiciones de que te contara estas cosas, por cierto, ¿y Jake?

– Ha despertado hace 1 mes, me quedé para ayudar, pero antes de ayer me vine a vivir a Barcelona.

– Espera, espera, ¿a vivir?

Asentí sonriendo.

– En el piso de mis padres.

Mi amiga volvió a chillar y yo me reí tapándome los oídos.

– Pues venga, cámbiate porque van a desayunar y si no llegamos no comemos.

Me puse un pantalón corto y una camiseta blanca y bajé con Sira.

Cuando llegamos al comedor Sira aplaudió atrayendo la atención de todos los que estaban allí.

Vi a los chicos girarse y en cuanto me vieron abrieron los ojos y soltaron los vasos de café.

Ansu llegó hasta mí y me cogió en brazos sonriendo.

– Hola neoyorquina

Le pegué en el brazo sonriendo y le di un abrazo y un beso en la mejilla.

Balde lo empujó y me achuchó mientras se reía.

Eric me abrazó también y Ferrán me despeinó sonriendo.

Pedri me abrazó y me susurró en el oído.

– Paciencia.

Yo fruncí el ceño sin entender nada y entonces le vi.

No se había levantado a saludarme. Ni siquiera me miraba.

Miré a Sira y esta se encogió de hombros.

Nos sentamos a desayunar con ellos y entonces me presentaron al resto de la selección.

Después empezaron a acosarme a preguntas.

– ¿Qué tal por Nueva York?– preguntó Ansu mientras se comía una tostada.

– Bien, aunque aquí hace más calor.

– ¿Y tus padres?– preguntó Ferrán.

– Están bien, como siempre, trabajando.

Entonces habló, aunque su tono era frío.

– ¿Qué tal tu novio?– soltó.

Lo miré y vi que ni siquiera me miraba, así que cogí aire y me limpié las manos.

𝐁𝐀𝐁𝐘 𝐁𝐎𝐘 +18 | Pablo GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora