XLVI

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Sira había venido para acompañarme a mí y a mis padres para entrar al estadio.

Sabíamos que jugar contra el Espanyol era algo difícil, pero había hablado con Gavi y ellos estaban bastante tranquilos.

Nos habíamos sentado cerca del césped para poder ver bien.

Los chicos acababan de calentar y el partido iba a empezar en nada.

Cuando salieron se colocaron en sus respectivas posiciones y entonces el pitido dio el comienzo.

Los chicos estaban a tope y el ambiente era espectacular.

Mis padres estaban disfrutando como unos niños pequeños mientras Sira y yo aplaudíamos desde nos encontrábamos.

El primer gol vino pronto y todos nos levantamos de las gradas chillando como locos.

Aún no se nos había pasado la euforia del gol cuando Balde hizo el segundo.

Volvimos a levantarnos mientras mi padre se dejaba la voz soltando algún que otro taco.

Lewandowski nos dio el tercero y aplaudimos con mucha alegría.

– ¿Esto es así siempre?– dijo mi padre aplaudiendo.

– La mayoría.– contesté sonriendo.

Y después hubo otro gol de Koundé.

Nos fuimos al descanso con tranquilidad en el cuerpo y al volver, el Espanyol volvió con las pilas recargadas y consiguieron marcar dos.

Hasta que el partido acabó.

Todos los culés saltaban y chillaban mientras los chicos se reunían en círculo en el campo para hacer la celebración.

Entonces vimos a la afición del Espanyol tirarse al césped y correr hasta ellos.

El miedo se apoderó de mí en aquel instante.

Los vi a todos correr hacia el túnel de vestuarios y sentí que respiraba tranquila.

Sira me agarró del brazo y yo la seguí agarrando a mis padres.

Entramos a los vestuarios y vi a los chicos con sus familias.

Vi a Gavi de espaldas y me acerqué para asustarle.

Cuando llegué y le toqué en la cintura pegó un rebote y se giró.

Me miró y sentí que acababa de enamorarme más.

Tenía el pelo despeinado y sudado, los ojos le brillaban de manera especial y su sonrisa de la cara era simplemente una maravilla.

Soltó un chillido de bebé y entonces me cogió en brazos para levantarme del suelo.

Me movió de un lado a otro mientras reíamos.

Cuando me bajó, se fijó en quienes venían detrás de mí.

– Gavi, estos son mis padres, Laura y Alejandro. Papá, mamá, os presento a Gavi.

Mi madre le dio un pequeño abrazo y la enhorabuena, a lo que Gavi le dio una sonrisita y se lo agradeció.

Mi padre se acercó serio, lo que hizo que Gavi tragara saliva. Mi padre le dio una sonrisa y extendió la mano, a lo que Gavi se la estrechó y se saludaron sonriendo.

Vi a los padres y a la hermana de Gavi y me acerqué a saludarles y también aproveché para presentarles a mis padres.

Se llevaron genial de inmediato.

Aproveché y les dejé a solas para que hablasen de sus cosas de adultos y me acerqué a Gavi.

Él me abrazó y me acarició la espalda de arriba a abajo.

𝐁𝐀𝐁𝐘 𝐁𝐎𝐘 +18 | Pablo GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora