LVVI

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Después de aquello las cosas fueron a mejor entre nosotros.

Tanto que acabó pidiéndome matrimonio y por supuesto dije que sí.

Sus padres casi lo matan por no haberlo dicho antes.

Sira, que ahora estaba embarazada de tres meses no había parado de venir a casa para ayudarme a prepararlo todo.

Gavi cuando me veía demasiado agobiada me ayudaba con los preparativos, y cuando se estresaba él también acabábamos desestresándonos en la cama.

Los chicos se dejaban caer mucho por la casa para jugar con Gavi a la play.

Y Sira, que estaba sensible acababa llorando porque no paraban de decirle que estaba redonda.
Aunque luego Ferrán venía al rescate de ella y les soltaba todos alguna que otra colleja.

– Me tienen frita.– espetó sentándose en el sofá.

Sonreí sentándome a su lado y puse mi manita en su tripa.

– Encima es un niño, con lo que me apetecía a mí pintar la habitación de rosita.

Me eché a reír.

Dice que no sabía que nombre ponerle.

– Ayúdame con los nombres, porque Ferrán quiere llamarlo Luis.

Se me escapó una risa y Ferrán me miró con los ojos entrecerrados.

– Perdona Ferrán, pero es que Luis es nombre de abuelo revenido.

Todos empezaron a reírse a carcajadas.

– Yo había pensado en Ezan

– Pero es que Ezan es aburrido.– espetó Ferrán desde el otro sofá.

– No es aburrido, pero a ti no te gusta.– dijo Sira.

– Ponedle Felipe.– bromeó Ansu.

Ferrán le tiró un cojín y los miré riendo.

Gavi llegó del baño y nos miró mientras se sentaba a mi lado.

– ¿Qué pasa?– preguntó agarrando una de mis manos y dando un beso.

– Sira y Ferrán tienen problemas para ponerle nombre el nene.– dijo Balde.

– ¿Por qué no buscáis uno que no sea español? A lo mejor os gusta.– comenté mirándoles.

– ¿Alguna idea?– preguntó Sira.

– ¿Matteo?– ideé.

Sira me miró.

– No está mal, me gusta.

– A mí también.– dijo Ferrán.

Sonreí orgullosa.

– No les vayas a dar ideas de nombres para sus hijos eh, que tienes que ponerle nombre a los tuyos.– dijo Gavi sonriendo.

– Para eso ya tengo ideas.

Él me miró sorprendido y me reí.

Ver a Sira embarazada estaba resultando ser toda una aventura y una bonita experiencia.

Si que es verdad que ella a veces me contaba cosas muy desagradables, como eso de los vómitos nocturnos, la calor infernal, los antojos raros y el mal humor.

Aunque la veía tan contenta que sabía que todo eso iba a merecer la pena cuando le tuviera en brazos.

– Espero que sea del Barça.– dijo Balde.

– Si no es del Barça sabré que ese niño no es mío.– espetó Ferrán.

Sira lo miró indignada y él se echó a reír.

𝐁𝐀𝐁𝐘 𝐁𝐎𝐘 +18 | Pablo GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora